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�Para qu� diputados?

Columnista huésped | 3 de Noviembre 2006

Por Franz Ulrich

Cada cuatro a�os el electorado nacional puede dar su voto a algunos conciudadanos para que ocupen una curul en la Asamblea Legislativa. Dado que estos futuros diputados fueron impuestos en la papeleta por ciertos dirigentes, el derecho de votar se limita a un puro formalismo. Empero, este hecho no significa que el diputado, una vez sentado en su curul, pueda evadir su responsabilidad de ser el representante de su pueblo, y como tal, ejercer su funci�n en tal sentido, aunque haya sido escogido a dedo por un pol�tico de mayor rango. Sin embargo, los acontecimientos nacionales, especialmente los de los �ltimos d�as, nos vienen a dar una imagen muy distinta a este principio y, m�s bien, nos hacen suponer que una gran mayor�a de diputados siguen dando sus preferencias a quienes nos quieren imponer ambiciones personales.

TLC

No importa quien lo haya negociado ni quien lo haya elaborado, lo que s� es de considerar es que ese tratado debe ser ratificado �nica y exclusivamente por los diputados. Por lo tanto, cualquier manifestaci�n (en pro o en contra) debe orientarse a brindar clara y objetivamente criterios de fondo y de interes nacional para que los diputados obtengan puntos de vista m�s amplios en el momento de emitir su voto. Lo actuado por el Presidente de la Republica, recurrir, entre otros, a la Santa Sede e invitar a funcionarios chilenos, as� como usar, conjuntamente con su hermano, los medios de comunicaci�n para tomar parte directa en el asunto y exigir p�blicamente a que se acepte el TLC, es altamente censurable, ya que intenta manipular la opinion p�blica (aunque esta no es parte en el asunto) e influenciar la decisi�n a tomar por los se�ores diputados. La reacci�n l�gica y de contrapeso de quienes se oponen a ese tratado, llama a realizar manifestaciones callejeras, bloqueos de v�as publicas, huelgas institucionales y otras inconveniencias. Tanto los se�ores Arias, como los l�deres sindicales, carecen de toda autoridad moral y legal para asumir l�derazgos p�blicos en favor o en contra del TLC, m�xime que, hasta ahora, han hecho caso omiso de su derecho democr�tico a solicitar formalmente una audiencia a la Asamblea Legislativa para externar all�, en forma amplia, desapacionada y sin incurrir en defender intereses propios, sus puntos de vista. Por eso es de extra�ar que ninguno de los diputados (o la Asamblea en s�) haya objetado, hasta el momento, la forma de actuar de esas �hermandades� y agrupaciones para dar as� una lecci�n c�vica y de acato al �rdenamiento que fortalece nuestro esp�ritu democr�tico.

Hood Robin

El problema real del pa�s es indudablemente su gigantesca deuda interna que demanda una erogaci�n diaria en intereses superior a los mil doscientos millones de colones. Ni la aprobacion del TLC ni la introducci�n de un nuevo paquete tributario lograr�n aliviar esa carga. No hace falta ser econom�sta ni clarividente para saber que ese problema impide (en todo sentido de la palabra) cualquier desarrollo nacional, m�xime que la recaudaci�n de impuestos no alcanza ni para cubrir urgentes necesidades pendientes. Es imperdonable que ninguna administraci�n de los �ltimos treinta a�os haya siquiera intentado referirse en serio a una posible soluci�n a este �suicidio financiero� de 3 billones (tres millones de veces un millon) de colones. Las reiteradas promesas (de cada cuatro a�os) que nuevos paquetes tributarios llegar�an a solventar la situaci�n financiera, nunca han sido cumplidas, ni evitaron a que la deuda siguiera creciendo, a�o tras a�o, en forma desmesurada e ilogica. La idea inicial, de emitir bonos para cubrir deficits fiscales y monetarios, fue boicoteada por el alto costo de sus intereses y su propia sostenibilidad, todo lo cual requiere de emisiones adicionales (o sea bonos sobre bonos) que la convierten en una inimaginable bola de nieve cuyo peso y tama�o amenazan con aplastarnos. Cada a�o, los diputados aprueban el presupuesto fiscal, pero lejos de censurar u objetar la descontrolada erogaci�n de intereses (pese a que una reducci�n de las mismas favorecer�a al pa�s), se inclinan m�s bien por recortar los presupuestos para el mejoramiento de la educaci�n, mantenimiento de v�as p�blicas, salud y seguridad. Es dif�cil creer que durante tantos a�os no haya habido econom�sta o diputado capaz de tomar las riendas del caso, y los tradicionalmente nombrados por los gobernantes, solo so ocuparon en disfrazar el triste panorama de un evidente desinter�s pol�tico que transform� a las emisiones de bonos (para decirlo de alguna forma) en un deporte nacional. Los resultados de tantos desaciertos acumulados conviertieron al estado en el Robin Hood a la inversa: �Quita el dinero a los pobres (cobro de tributos) y lo reparte entre los ricos (pago de intereses) fomentando, de esta forma, a que unos (muy) pocos viven a lo grande por cuenta del estado y los contribuyentes pagan, a duras penas, por ello. Peor a�n, quienes viven directa o indirectamente de este �pastel� - con un alto grado de ingerencia pol�tica del pa�s - no necesitan de mejores v�as, porque pasean en aviones fuera de nuestras fronteras, ni les interesa si las escuelas p�blicas cuentan o no con p�pitres, porque env�an a sus hijos a escuelas privadas, ni ocupan los servicios de la guardia civil, porque contratan para su protecci�n a compa�ias particulares del ramo y, para su salud, cuentan con hospitales privados fuera del alcance de los pobres a fin de no tener que �molestar� a la CCSS. Ese evidente y muy pronunciado desnivel social, secuela de una administraci�n gubernamental err�nea y desubicada, est� asfixiando a la gran clase media que tarde o temprano, desembocar� en un inminente colapso financiero cuyas consecuencias son impredecibles e incalculables, aunque desde ya se puede adelantar que la delincuencia, la criminalidad y la prostituci�n ocupar�n un lugar muy importante dentro de nuestra sociedad.

La independencia municipal

Una de las soluciones m�s viables a los problemas que agobian al pa�s, podr�a ser que las municipalidades contaran con una autonom�a total, que les permita dirigir su propio destino, alejado del descalabro financiero y las influencias pol�ticas del gobierno central. Desde luego, tal autosuficiencia provincial implicar�a que las municipalidades se conviertan en recaudadoras de impuestos (especialmente el de la renta), encarg�ndose directamente de la educaci�n, la salud y la seguridad de sus ciudadanos, as� como de arreglos de algunas de sus v�as y en s�, del bienestar general de sus habitantes. Gracias a este sistema, se eliminar�a la caja �nica del Estado, lo cual garantizar�a en forma inmediata una mayor y justa repartici�n de los ingresos tributarios (porque lo producido en determinadas regiones, no se desviar�a hacia otras zonas). El presupuesto estatal se reducir�a significativamente, las constantes huelgas y amenazas de ciertos gremios quedar�an sin apoyo y la muy marcada corrupci�n estar�a en v�a de extinci�n.

Sin duda alguna, una acci�n en este sentido fomentar�a a muy corto plazo la reactivaci�n de la naci�n y un desarrollo cantonal promisorio, lo cual redundar�a en el bienestar de la poblaci�n, hecho fundamental que debe ser apoyado por los diputados, ya que su razon de ser es gu�ar el rumbo de nuestra patria de acuerdo a la voluntad e idiosincracia del pueblo.

Columnista huésped | 3 de Noviembre 2006

4 Comentarios

* #847 el 3 de Noviembre 2006 a las 04:50 PM ALVARO SU�REZ dijo:

Con el correr de los a�os, nuestra Asamblea Legislativa se ha convertido en algo in�til pero muy peligroso. Es una extensa pasarela donde desfilan los pavorreales y toda clase de mediocres.Han consentido que vende-patrias asuman sus atribuciones en la “negociaci�n” del TLC y que la Sala IV les haga la tarea. Lo peor es que no dejan de pregonar que el pueblo los escogi�, aunque no los conozcan ni en su casa. Constituyen el m�ximo fracaso de la representatividad.

* #866 el 6 de Noviembre 2006 a las 11:12 PM Flora Fern�ndez dijo:

Don Franz:

Los que solicitamos audiencia a los diputados 3 veces y nos la rechazaron �a qu� podemos recurrir?

* #876 el 9 de Noviembre 2006 a las 02:30 PM Franz Ulrich Stoeckli dijo:

Respondo a do�a Flora Fern�ndez: Creo que hasta a Dios le costar�a que la Asamblea le diera una audiencia. Como consuelo, solo nos queda recordar las palabras de Miguel Salguero, quien refiriendose a los diputados dijo: “Dios ilum�nalos, pero no los encandiles!”

* #962 el 26 de Noviembre 2006 a las 01:53 PM Flora Fern�ndez dijo:

Lamentablemente est�n encandilados, por no decir “�impresionados de s� mismos!”.

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