Le�, con el inter�s que leo cuanto �l escribe, el art�culo de Vladimir de la Cruz que apareci� el domingo en La Naci�n, y me congratulo de que ese peri�dico le haya abierto las puertas de su p�gina de opini�n.
Y le he agradecido como no digan due�as, el cuadro que acompa�� su art�culo, de los resultados electorales de Costa Rica a partir de 1953, que muestra los porcentajes que cada vez obtuvo el candidato triunfante, los de abstenci�n, y en general los datos que necesita uno para orientarse dentro de la historia electoral del �ltimo medio siglo.
Concluye el art�culo que, dados esos n�meros, se equivocan quienes han dudado del resultado electoral de este a�o, y negado la legitimidad del gobierno que de �l sali�.
Soy de los que han apoyado al expresidente Monge en su afirmaci�n de que Costa Rica fue v�ctima de un golpe de estado, de un bazucazo por decirlo en lenguaje culto, pero no en febrero, sino cuando cuatro magistrados reformaron la Constituci�n de la Rep�blica sin tener atribuciones para ello, y sin dar razones de peso jur�dico, sino teor�as. Filosof�a y no Derecho.
El punto es que la Asamblea Legislativa reform� la Constituci�n para prohibir la reelecci�n presidencial, con la concurrencia de dos tercios de los diputados, en dos legislaturas o sea en seis votaciones, cumpliendo todos los requisitos que la Constituci�n prescribe, y cuatro magistrados decidieron que la Asamblea no ten�a atribuciones para dictar esa reforma. Y esa decisi�n no la basaron en el Derecho positivo, sino en una teor�a cuyo autor no se conoce bien, que anda dando vueltas hace algunos a�os: la teor�a de las normas p�treas.
La Sala no s�lo distingui� donde la ley no distingue (violando as� uno de los m�s sacrosantos principios b�sicos del derecho universal), sino que se olvid� de que la Constituyente del 49, por una votaci�n de m�s de 35 diputados entre 44, se neg� a incorporar a la Constituci�n la tesis de las normas p�treas, cuya inclusi�n hab�a propuesto el respetable Diputado don Juan Trejos.
Dos cosas, pues: 1) Toda sentencia judicial debe estar basada en la ley y no en doctrinas o teor�as filos�ficas. Este es un principio b�sico que protege al ciudadano litigante contra sorpresas judiciales.
2) Aun si fuese legal o constitucional basar un fallo en una doctrina y no en la ley (distinguir donde la ley no distingue), los magistrados basaron el suyo en una doctrina que la Asamblea Constituyente rechaz�, y as� qued� claro el derecho absoluto que la Asamblea Legislativa del per�odo 1966-1970 ten�a para reformar la Constituci�n en los t�rminos en que lo hizo.
Otro punto sobre el que valdr�a la pena un debate en grande, es si, una vez concluido un proceso electoral, los ciudadanos tienen derecho a pedirles a las autoridades que eligieron, que se conduzcan de determinada manera, o si el voto del primer domingo de febrero es un cheque en blanco para que hagan lo que les d� la gana sin atender lo que est�n pensando sus electores, y atenidos s�lo a lo que se supone pensaban cierto domingo de febrero. Y sin atender tampoco a las posibilidades y medios que tienen los ciudadanos comunes y corrientes, para dar a conocer su pensamiento.
Es m�s sana la democracia cotidiana que la democracia moment�nea.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 15 de Noviembre 2006
5 Comentarios
Soy una entusiasta lectora de las columnas de don Beto Ca�as desde hace a�os, me encanta su claridad y sus riqu�simos comentarios.
No me entusiasman tanto los de Vladimir de la Cruz aunque reconozco que es un intelectual de reputaci�n.
Al leer este art�culo de don Beto, no me qued� m�s remedio que buscar el art�culo digital en un medio que acostumbro no leer, para entender qu� hab�a dado pie a don Beto a escribir su art�culo y comprender mejor lo que dec�a.
Y como de costumbre, me doy cuenta c�mo don Beto con un lenguaje fino y argumentos bien fundamentados, refuta muchos puntos del comentario del se�or de la Cruz.
Honestamente, yo tambi�n me congratulo de que ese peri�dico le haya abierto las puertas de su p�gina de opini�n, �lo mismo que a Jaime Guti�rrez G�ngora!
Bravo don Beto:
Cada d�a lo admiro y respeto m�s. Gente como usted es la que lo hace a uno amar m�s este pa�s y creer que podemos cambiar las cosas.
Mis respetos
Si la Naci�n le abri� las puertas a don Vladimir fue porque su art�culo expone una tesis concordante con la l�nea editorial del peri�dico.
Como dice Don Beto, el cuestionamiento de la legitimidad de la Presidencia de don Oscar no reside tanto en el escaso porcentaje de ciudadanos que votaron por �l, sino m�s bien en el cuestionado fallo judicial que permiti� su candidatura.
De ah� que el art�culo de don Vladimir sirve muy bien a los intereses de dicho peri�dico al confundir las razones que tenemos muchos ciudadanos para cuestionar la legitimidad de este Presidente, y as� llevar la discusi�n a otros campos donde es m�s f�cil defenderla.
Cuesta creer que un intelectual de la talla de don Vladimir incurra en tal inatingencia. Parece no haber entendido que los cuestionamientos de fondo a las �ltimas elecciones no tienen que ver con la aritm�tica de la votaci�n (por raqu�tica que haya sido la ventaja electoral de don Oscar Arias), sino con la legitimidad jur�dica de su postulaci�n como candidato. Gracias a don Beto por la claridad meridiana de su recuento hist�rico.
Los cuestionamientos de la anterior “elecci�n” tienen que ver con los todav�a inexplicados patrones de votaci�n en las �reas rurales m�s remotas y empobrecidas. Porque en San Jos�, Alajuela, Heredia y Cartago la derrota fue apabullante. S�, hasta en Heredia… Nadie ha dicho cu�l fue la incidencia del “lapicerazo” en el escrutinio. Tampoco se ha hecho luz sobre los centenares de recursos que fueron rechazados autom�ticamente por quienes deb�an garantizar la pureza electoral. Tarde o temprano la verdad saldr� a relucir.