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Horror

Columnista huésped | 1 de Octubre 2006

�Si Jes�s y don Pepe revivieran, volver�an a caer muertos�

Carta de D. Luis Alberto Monge, Expresidente de la Rep�blica, a D. Francisco Escobar.

Lauderhill, Florida, 30 de septiembre de 2006

Dr. Francisco Escobar

Le� su art�culo �Un Chernobyl para un pa�s sin ejercito,� publicado en La Prensa Libre de hace dos d�as. En el pasado he disfrutado otros magn�ficos trabajos suyos. Gracias por sus lecciones gratuitas. Todav�a en el siglo XXI muchos compatriotas dependen de analistas objetivos como usted, para saber lo que est� pasando y as� poder otear un poco el horizonte patrio.

Perm�tame �plagiarlo� en sus palabras iniciales: �Con asombro, dolor y angustia�. Eso es lo que siento ante el incre�ble decreto �Elaboraci�n de Combustible Nuclear,� publicado en La Gaceta, n.� 161 del 23 de agosto 2006. Agrego la palabra horror. Porque horror me producen ese y otros signos ominosos de la declinaci�n de instituciones y valores que otrora marcaron las singularidades y glorias de nuestra democracia. Alcanc� a escuchar parte de las indignadas declaraciones de Monse�or �ngel San Casimiro al ver rodeada e invadida la catedral de Ciudad Quesada por agentes de seguridad, incluidos perros posiblemente entrenados para detectar explosivos. Lo que escuch� fue m�s o menos: �Esto no es Costa Rica. Si Jes�s y don Pepe revivieran, volver�an a caer muertos�.

No entiendo como costarricenses pueden haber aceptado cl�usulas, en un tratado de libre comercio, que atropellan tradiciones, instituciones y normas constitucionales de las que nos enorgullecemos desde los albores de la independencia. No puede atribuirse a ninguna potencia mundial �de cualquier signo ideol�gico� la responsabilidad de las desgracias de opresi�n econ�mica y pol�tica padecidas por nuestros pueblos. Esas desgracias nunca se dieron sin la complicidad de aliados que estaban siempre a espaldas de sus pueblos.

Espero que Dios, tan generoso conmigo, me prolongue un poco m�s las horas extras que estoy viviendo para acompa�ar a mis compatriotas en las duras batallas que les esperan y reencontrar los rumbos hacia una democracia equitativa, justa y solidaria.

Mis saludos cordiales,

Luis Alberto Monge

Columnista huésped | 1 de Octubre 2006

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