Por Rodrigo Carazo Odio
La lucha por la justicia, la verdad y el martirio es incompatible con los esfuerzos por acceder a la solidaridad con los dioses del poder y del dinero.
Qu� diferentes son los sentimientos que nos inspiran hacia el dominio de los dioses falsos con aquellos que son fundamento del rechazo a todo abandono de Dios.
El enfrentarse al desarrollo inspirados en la avaricia, nos hace distintos, muy distintos, que si queremos el esp�ritu de dignidad que nos acerca a Dios.
Pensar en que todos merecemos respeto nos acerca a prestar respeto a los dem�s. Todos debemos ser y vivir unidad, pero cada quien respetando y haciendo respetar nuestra cultura, nuestra identidad.
Nada puede unir m�s que las causas justas inspiradas en valores claros. Una voz excelsa lo dijo hace a�os, �el nuevo nombre del desarrollo es la paz �. La causa de la paz nos coloca ante una opci�n indeclinable: paz es amor y amor es Dios:
Este inicio del siglo XXI es de sorpresas, la violencia se quiere hacer paralela a la paz y �sta se orienta solamente por lo que nos conviene.
La verdadera causa de la paz, re�ida con la conveniencia, est� sembrando violencia en el planeta, cuando en realidad deber�a ser dominio de paciencia y de luz.
Lo repetido cansa, pero cuando es oraci�n, llena de sublime esp�ritu: �si quieres la paz, prep�rate para la paz�.
Paz es tambi�n justicia, es amor, es verdad, es Dios. Nadie es due�o absoluto de la verdad pues Verdad es Dios y �sta no se expresa en palabras, es vida y se siente.
No hay sue�o con esp�ritu geogr�fico, lo hay como f�rmula de vida. Solidaridad es unidad y esta surge del ejercicio de la fraternidad, del amor.
Con horror vemos la muerte que surge de la p�lvora: los cuerpos de civiles, cuerpos de mujeres, j�venes y viejas, de ni�os y ni�as. Cuerpos que son el resultado del poder econ�mico y de la p�lvora� del odio y del uniforme militar. Los costarricenses le decimos al mundo �Pura Vida�.
Pobres los pueblos que responden a esta exclamaci�n con otra muy diferente: pura muerte. Demuestran su poder matando y hacen imposible el lujo del amor, de ese amor que hace resurgir la esperanza.
Ac� pong�mosle freno a ese af�n de desarrollo que hace surgir la injusticia social, la incertidumbre social y despertemos la esperanza reviviendo lo propio, nuestros valores de siempre y el amor a quienes son v�ctimas de la pobreza, de la injusticia y de la codicia.
Columnista huésped | 18 de Septiembre 2006
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