Precisamente hoy se conmemora el centenario de don Pepe Figueres. Y me complazco en reconocer que las fuerzas verdaderamente vivas (no vivillas) de este pa�s se han empe�ado en rememorarlo, en aquilatar su figura, en justipreciar su obra de estadista, y en resaltar las razones por las cuales fue proclamado, en amplias encuestas, el costarricense m�s importante del siglo XX.
Hasta donde he podido observar el Partido Liberaci�n Nacional no se ha asociado directamente al centenario ni lo est� celebrando con ning�n acto especial. Tiene raz�n.
Uno puede observar que las ideas muy personales, muy de su momento, que Figueres puso en pr�ctica, se afirmaron sobre las bases de los otros tres grandes estadistas del siglo: Cleto Gonz�lez V�quez, Ricardo Jim�nez y Alfredo Gonz�lez Flores.
(No incluyo entre ellos al Dr. Calder�n Guardia porque su labor institucional indiscutible qued� manchada por su execrable conducta pol�tica que condujo al pa�s a un ba�o de sangre. Pero tres obras de su gobierno: La Universidad de Costa Rica, la Caja Costarricense de Seguro Social y el C�digo de Trabajo, fueron consolidadas por Figueres y le ayudaron a �ste a realizar su tarea).
Entre las cosas que se le reconocen a Figueres con m�s �nfasis, est� la disoluci�n del ej�rcito en diciembre de 1948. Pero �l, personalmente, no le daba tanta importancia a ese asunto: �No fue que yo disolv� el ej�rcito de Costa Rica, sino que lo derrot� militarmente y lo aniquil� en el campo de batalla. Lo que yo disolv� fue mi propio ej�rcito de voluntarios�. En estos t�rminos lo escuch� pronunciarse por ah� de 1980 ante un grupo de periodistas nicarag�enses, y agregar luego esta coletilla: �El problema fue buscarles trabajo a todos esos muchachos� colocarlos por ejemplo en la Tributaci�n Directa��.
Esto que acabo de contar, subraya a mis ojos una caracter�stica muy particular de don Pepe Figueres: que no estaba muy convencido ni muy envanecido por su propia grandeza. El acto suyo que con m�s �nfasis le reconoc�a la comunidad internacional, no ten�a para �l la importancia que para el resto de los costarricenses y de los seres humanos.
Desde muchos reductos se le ha querido restar importancia, no a ese hecho en s�, sino a la participaci�n misma de Figueres. Se ha dicho que la idea no fue suya sino de otros miembros de la Junta de Gobierno. Se ha agregado que lo importante no fue la disoluci�n sino la proscripci�n del ej�rcito, y que �sta la propusieron los autores del proyecto de Constituci�n que la Asamblea Constituyente rechaz�, pero que la idea fue rescatada por �sta, raz�n por la cual, en estricta juridicidad (que ya se sabe que no es lo mismo que estricta justicia), quienes deben llevarse la gloria de acabar con el ej�rcito son Constituyentes de 1949.
A lo cual agrego: Pues que les aproveche�
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 20 de Septiembre 2006
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