Fue con verdadero dolor que le� la m�s reciente columna de Alvaro Madrigal, en la que denuncia el silencio profundo que rode� la visita del Cardenal Oscar A. Rodr�guez, prelado que est� siguiendo en Honduras las huellas de nuestro venerado Monse�or Sanabria, y que es indudablemente un visitante de Costa Rica m�s importante que cualquier rockero al que recibimos con bombo y platillos.
Dichosamente el semanario Universidad ha publicado una cr�nica con parte de las cosas que dijo aqu� el Cardenal Rodr�guez. Y que no fueron de las que le gustan a nuestra clase dominante, tan apurada como est� en convertir a Costa Rica en algo parecido a lo que lamentablemente han sido durante casi dos siglos nuestras clasistas hermanas rep�blicas de Centroam�rica.
El gran problema del periodista ha sido siempre c�mo informar sobre los hechos que no le gustan. Hace m�s de veinte a�os escrib� en un libro sobre la Declaraci�n Universal de los Derechos Humanos, que la libertad de expresi�n estaba dejando de ser, en la segunda mitad del siglo XX, un derecho espiritual, individual, para convertirse en un derecho comercial (la SIP era el adalid de esto). Fui por supuesto muy criticado, pero no jugu� de profeta sino de observador de la realidad. Las noticias que anta�o no le agradaban al periodista, las hemos sustituido por las que no le agradan a la empresa (que generalmente no es propiedad de periodistas y no comparte la �tica de �stos) o a su Junta Directiva.
Costa Rica est� destruyendo a su clase media. Recuerdo con mucha claridad la indignaci�n de algunos c�rculos, all� por la d�cada de 1950, cuando observaron que en las curules legislativas hab�a cada vez m�s diputados �maiceros�, representantes de la clase media rural que Figueres estaba empe�ado en crear, en detrimento de los amigos de se�or�n que durante muchas d�cadas las hab�an ocupado.
Y as� en muchos aspectos. Pero la clase media, �vuelvo a decirlo: la que Figueres se empe�� en fortalecer tanto en la ciudad como en el campo� sigue, a pesar de todo, siendo la que se distingue. La que le da al pa�s excelentes profesionales, excelentes pol�ticos (cuando no los contaminan los de arriba), excelente pensadores, excelentes cient�ficos. Y las obsesivas pol�ticas de farmacopea en que nos tienen metidos hace veinte a�os la est�n destruyendo de abajo hacia arriba.
Es lamentable, pero en pocas palabras, Costa Rica est� proletarizando a su clase media, y adorando el becerro de oro. Basta fijarse en la cantidad de proyectos de ley y de proposiciones gubernamentales cuya �nica finalidad es que algunos (naturalmente no los pobres) ganen m�s dinero, o a que algunos (naturalmente no los pobres) paguen menos impuestos. La vida del Estado costarricense ha terminado por girar en torno a ese eje �nico. Y de lo dem�s nadie se preocupa. Salvo de arreglar el mundo de polo a polo� y a lo polo.
Me complazco en aplaudir el art�culo que public� el jueves Ott�n Sol�s, a quien vengo acompa�ando entusiastamente en su lucha por reivindicar la concepci�n de una rep�blica que, como dijo la revista Time en 1950, �habr�a alegrado el coraz�n de Thomas Jefferson�, que ser�a la manera de evitar que terminemos convertidos en una republiqueta que alegrar�a el coraz�n de Ronald Reagan.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 9 de Septiembre 2006
2 Comentarios
Adem�s de sentir “verdadero dolor”, qu� se puede hacer para corregir esta situaci�n an�mala? Tiene la palabra don Beto.
Don Alberto debe explicarle al pueblo por qu� nunca renunci� al PLN cuando se dieron los grandes golpes a esta democracia, como lo fue la LEY VESCO, la ley DE LAS PRESIDENCIAS AUTONOMAS, adem�s de la ARTEROESCLEROSIS del Estado y las corrupciones mas grandes que han ocurrido. (Fondo de Emergencias)!
Tambien que nos explique por qu� una partida de diputados, de graderia de sol, nos quisieron quitar la reelecci�n, que la Constituyente hab�a garantizado y que tuvo que restituir la Sala IV.
Y por ultimo, que nos diga por qu� se une a un pol�tico que quiere perpetuar estas instituciones que tanto le han quitado al pueblo!