Aunque siempre me he identificado como 100% costarricense o tica pura, la verdad es que tengo ra�ces sefarditas por el lado materno y quien sabe cuanta mezcla por el lado paterno.
Fueron mis ancestros jud�os errantes a la fuerza. Expulsados por la Reina Isabel la Cat�lica de Espa�a, emigraron a Turqu�a, luego se trasladaron a Francia donde vive buena parte de la descendencia, pero mis abuelos tuvieron la buena idea de venir a �hacer la Am�rica� hace casi un siglo y aqu� dejaron su descendencia.
La segunda guerra mundial la sufrieron en esta tierra bendita y tanto mi abuelo como mi abuela perdieron hermanos, cu�ados y sobrinitos por el despiadado r�gimen de Hitler, que con el orden que caracteriza a los alemanes, hasta dejaron registro del convoy en que viajaron a Auschwitz mi t�o abuelo paterno: Rafael Am�n y mi t�o abuelo materno Albert Cario.
Yo no hab�a nacido entonces, mi madre era apenas una ni�a y vio a sus padres sufrir esas p�rdidas de la forma tan dolorosa como se dieron. Yo no supe lo que fue ese sufrimiento y sin embargo lo siento todav�a en el alma al escribir estas l�neas, sin rencor en el coraz�n pero con profundo dolor.
Ese pesar de algo que sucedi� varios a�os antes de mi nacimiento, lo llevar� toda la vida y tambi�n cargar�n con esa pena mis hijos. En una ocasi�n, incluso tuvimos la oportunidad de viajar a Washington y ah� visitamos el museo del holocausto de donde salimos todos en silencio. Tardamos mucho rato recuperar la compostura.
Esa visita marc� un d�a muy triste para todos sin haber vivido esos horrores y lo llevaremos en el alma hasta el �ltimo d�a porque fue triste lo que pasaron tantos seres humanos por la intolerancia, la brutalidad, el odio, los prejuicios, la crueldad, la desproporci�n�
La misma intolerancia desproporcionada que est� en el coraz�n de esta historia, vive hoy en los campamentos palestinos y en el L�bano en los brutales ataques en los que mueren hombres, mujeres y ni�os cuyo �nico error es existir. Cuantos parientes y descendientes de quienes hoy mueren se preguntar�n en sesenta a�os como hoy me pregunto yo �por qu� a la humanidad le cuesta tanto aprender?
Flora Fernández | 13 de Agosto 2006
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