Ha tenido que ser con satisfacci�n, como he le�do que el Alcalde de San Jos�, en compa��a de organismos privados como el Ej�rcito de Salvaci�n, ha emprendido la pelea por el rescate de los drogadictos e indigentes de esa miseria callejera embrutecida que prolifera en San Jos�, y que hace veinte a�os no exist�a� y si exist�a, estaba localizada y era peque�a. Nadie ve�a seres humanos durmiendo en las aceras cobijados con un cart�n.
No es que hubiese acabado con los problemas, pero la Segunda Rep�blica de don Pepe (la Rep�blica Solidaria, el Estado Benefactor) los atac� en serio, cre� una clase media rural donde antes solo hab�a un proletariado campesino descalzo, y disminuy� los �ndices de pobreza, esperando alg�n d�a acabar con el problema�
Hasta que aparecieron unos economistas adoctrinados, unos funcionarios internacionales entregados, y unos inversionistas adoradores del Becerro de Oro, que proclamaron a voz en cuello que el Estado Benefactor y la Rep�blica Solidaria eran un modelo agotado. No se hab�a agotado en ninguna parte, en Escandinavia y en Israel el modelo estaba vivito y coleando, pero ellos decidieron que se hab�a agotado, algunos sintieron la necesidad de creerles, y tal vez temiendo estar equivocados, se infiltraron en el gobierno y lo agotaron� mediante el procedimiento muy eficaz de corromperlo, como es p�blico y notorio.
Suspendieron las pol�ticas de protecci�n a los agricultores, tan eficaces que el Consejo Nacional de Producci�n fue la �nica instituci�n cuya paternidad se disputaron el figuerismo y el calderonismo, les pusieron zancadillas a los bancos y lograron, infiltrados en sus juntas directivas, ningunear las pol�ticas crediticias de don Julio Pe�a y don El�as Quir�s, y disminuir el cr�dito rural que hab�a caracterizado y enaltecido a Costa Rica; luego proclamaron que el ICE, que hab�a llevado la electricidad y el tel�fono a todos los rincones, es un monopolio odioso y que hab�a que abrirlo� para que viniera a Costa Rica alguna sucesora de la nunca bien liquidada Bond & Share que nos ahog� a partir de 1929.
El �xodo de los campesinos hacia las luces de la ciudad, les trajo miseria; la miseria produjo, como es de rigor, delincuencia (claro, no la de cuello blanco tan distinguida) y, naturalmente, droga. San Jos� se convirti� en un infierno putrefacto. Pero las cifras que llaman macroecon�micas fueron impresionantes� Algo as� como que cuando hay una persona que gana cien mil colones y otra que gana dos colones, se puede proclamar que su promedio salarial es de 50.001.
Y ante eso, las autoridades gubernamentales en silencio, redactando combos y �negociando� tratados, de paso escatim�ndole fondos al Patronato de la Infancia y cancelando las actividades del Consejo Nacional de Producci�n. Y los ni�os, mientras tanto, vendiendo l�pices en las esquinas� los que logran vender algo que no sea su cuerpo.
Pero ha intervenido el Ej�rcito de Salvaci�n, han intervenido otros organismos privados cuyos nombres se me escapan, intervino la Municipalidad de San Jos�, y por fin alguien se decidi� a hacer algo. Algo por paliar los efectos de la pol�tica economicista y anti-popular de los �ltimos veinte a�os. Ojal� que a alguno se le ocurra hacer algo m�s que buscar remedio a los efectos, y ataque las causas. Pero mientras gobiernen los grupos, tendencias, ideolog�as y business que nos vienen gobernando, tal cosa no ser� posible.
Con esta �ltima frase, alguien va a creer que estoy iniciando la campa�a electoral del 2009. Quien quita�
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 2 de Agosto 2006
1 Comentarios
Esa es la diferencia entre caridad y solidaridad. Cuando se aplica la primera, se hace desde arriba, haciendo “un favor” y apiad�ndose de la mala suerte de aquella “desgraciada” persona que se ve desde arriba y hacia abajo.
Cuando se aplica la segunda, se mira a los ojos a nuestro igual, se le ayuda a recuperar la dignidad y autoestima, se le abraza desde la horizontalidad…y se le dice: adelante, amigo, adelante, amiga: vos pod�s y vos val�s.
Creo que vale la pena recordarlo.