Por Mar�a Eugenia Trejos
Nuevamente La Naci�n distorsiona informaci�n para generar la idea de que la industria textil se afectar� si no se aprueba el TLC, al afirmar que �ste �aument� la cuota textil a los pa�ses centroamericanos�. Ante la reiteraci�n de esas afirmaciones, insistimos en recordar que la industria de la ropa en Centroam�rica es amenazada por las tendencias recientes del mercado, y que el TLC no la protege frente a esas amenazas.
Primero, el mercado de la ropa se expande, sobre todo, por las llamadas �cuotas�, o cantidades que los pa�ses importadores aceptan comprar a los pa�ses exportadores. El acuerdo textil, que forma parte de la Organizaci�n Mundial del Comercio (OMC), determin� la reducci�n del sistema de cuotas hasta su eliminaci�n en enero del 2005. A partir de ese momento los pa�ses importadores no pueden imponer restricciones cuantitativas a las importaciones de ropa. El TLC no aumenta ninguna cuota, sino que se adhiere a esa disposici�n de la OMC.
Segundo, el TLC no protege la ropa proveniente de Centroam�rica frente a la proveniente de China. S�lo incorpora una desgravaci�n arancelaria �o disminuci�n de impuestos de importaci�n- generalmente condicionada al uso de materiales provenientes de Estados Unidos. La regla general es que de la hilaza en adelante tienen que provenir de la regi�n. En otras palabras, los insumos deben comprarse, casi siempre, a Estados Unidos, porque Centroam�rica ya casi no produce hilos o telas. M�s que proteger la ropa proveniente de Centroam�rica, lo que se est� garantizando es que, mientras haya producci�n en la regi�n, los insumos usados sean estadounidenses. No se garantiza la continuaci�n de la producci�n en Centroam�rica, porque nada favorece esta producci�n frente a la proveniente de otras regiones, como China.
Tercero, las tendencias del mercado de la ropa se profundizar�n y Centroam�rica reducir� su participaci�n en �l. Las corporaciones transnacionales, que controlan las cadenas en las que participa la ropa que se produce en Centroam�rica, no est�n interesadas en la producci�n ni en la generaci�n de empleo en la regi�n, sino s�lo en colocar sus productos y en enfrentar la competencia con China.
La reducci�n y eliminaci�n de las cuotas de importaci�n, acordadas en la OMC, han modificado la estructura del mercado de Estados Unidos. Por un lado, ha habido un crecimiento extraordinario de las exportaciones de ropa desde China hacia Estados Unidos, que entre enero y mayo del 2005 aumentaron en 800 millones de prendas, representando un aumento de m�s de un 60%. El aumento de la presencia china ha reducido las exportaciones de ropa proveniente de M�xico a tal punto que, en los �ltimos a�os, han cerrado cerca de 500 plantas con el despido de casi 80.000 trabajadores(as). M�xico tiene, desde hace 10 a�os, un tratado con Estados Unidos muy similar al que negoci� Costa Rica, por lo que queda claro que el TLC no protege la industria de la ropa en nuestros pa�ses. Si fuera as�, M�xico no estar�a enfrentado a este desastre humano. Cuarto, tampoco es cierto que las plantas de ropa que est�n en Costa Rica se vayan del pa�s porque no se ha aprobado el TLC. Estas plantas han sido siempre oscilantes, y se han abierto y cerrado con facilidad. Adem�s, en estos �ltimos a�os se han seguido cerrando plantas en otros pa�ses de Centroam�rica, a�n con el TLC aprobado. En los primeros meses del a�o 2005, se despidi� a m�s de 6.000 trabajadores(as) en El Salvador y, en Guatemala, se cerraron 28 plantas y se despidi� a m�s de 8.000 trabajadores(as). En ambos casos estaba aprobado el TLC.
El TLC debe ser discutido con informaci�n correcta, sin tergiversaciones y manipulaciones enga�osas que llevan a conclusiones opuestas a lo que viene sucediendo y a lo que es esperable que suceda si se aprueba. En el caso de la ropa, el TLC no protege la producci�n que proviene de Centroam�rica y, por lo tanto, no protege el empleo de quienes trabajan en esa rama de la producci�n. Muy por el contrario, si analizamos con seriedad lo que viene sucediendo en el mercado de Estados Unidos, podemos esperar que, con o sin TLC, la industria de la ropa centroamericana se reduzca notablemente, y lo misma suceda con el empleo.
La construcci�n de alternativas que generen opciones laborales para estos(as) trabajadores(as) y opciones productivas para el pa�s, s� exige rechazar el TLC, ya que, como sabemos, su aprobaci�n impide definir pol�ticas para orientar la producci�n hacia el desarrollo y, menos a�n, para orientar el pa�s hacia la satisfacci�n de necesidades humanas, como el empleo.
Columnista huésped | 6 de Julio 2006
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