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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 19 de Julio 2006

Es bueno que el pa�s haya recibido con enorme j�bilo la inauguraci�n de la gran obra que ha emprendido aqu� Franklin Chang, obra que, ella s�, pertenece a la categor�a de cosas que s� contribuyen a un desarrollo verdadero del pa�s, que nos inducen a que seamos cada vez m�s un productor de profesionales t�cnicos, y cada vez menos de empleados biling�es para las transnacionales.

Empresas como la que ha logrado armar aqu� Franklin Chang, son las que caben dentro del concepto (un poco olvidado desde que los neoliberales se alzaron en serio con el gobierno en 1998), del desarrollo sostenible.

Es una l�stima que con este motivo, no se haya destacado debidamente (al menos por parte de los medios de comunicaci�n) el ejemplar gesto de esa primera dama que es Marjorie de Oduber, que regal� a la EARTH la legendaria hacienda La Flor de su marido Daniel, cuyo coraz�n se habr�a alegrado de ver que en ella ha sido donde Franklin Chang se ha lanzado a realizar su sue�o.

Una de las preguntas que me he hecho �ltimamente (ustedes habr�n notado que me da por hacerme preguntas), y no s� por qu� raz�n me la he hecho, es cu�nta gente acost� Gandhi en las v�as ferroviarias de la India, para determinar as� cu�ntos habitantes de ese pa�s eran los que quer�an la independencia de su pa�s, y si los ingleses no se habr�an precipitado al concederla en 1947� digamos que por presi�n de unos pocos.

El domingo pasado se cumplieron 75 a�os del estallido de la Guerra Civil Espa�ola, y de todo el proceso de dolor que sigui�. Y, como sobreviviente de ese entonces, he recordado c�mo aqu� muchos, muchos, pero much�simos, se esmeraban en elogiar al General Franco y en presentarnos el fascismo como la salvaci�n del mundo de las garras de un comunismo que no se ve�a triunfante en ninguna parte fuera de las fronteras rusas,� y gritaban y se pon�an camisas negras, y desfilaban con el brazo en alto� hasta que el 7 de diciembre de 1941 los japoneses bombardearon Pearl Harbor y, entonces, por decirlo en palabras de Luis Carlos L�pez, �la cosa fue otra cosa� y la lista negra se convirti� en una amenaza mayor que el comunismo.

Por cierto, la TV espa�ola inici� el domingo una serie de programas sobre ese tema que, a juzgar por el primer cap�tulo, van a ser memorables.

Ojal� que la Municipalidad de San Jos� consiga que le cedan el edificio del Correo. Tambi�n que logre realizar su sue�o de un Centro de Convenciones, que, si Carabagu�az se sale con la suya y ojal� se salga, tendr� que ubicarse en otro lugar que no sea la estaci�n del Ferrocarril al Pac�fico. El peligro que persiste, es que si logran construir ese centro, donde sea, y lo terminan antes del 2010, se les ocurra en Zapote meterse en �l, porque un edificio bonito parece atraer m�s que una cara bonita.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 19 de Julio 2006

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