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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 5 de Julio 2006

Pasan los d�as y nadie explica qu� sucedi� con el edificio que el gobierno contrat� con alguien para que lo construyera en Juan Vi�as. Lo pagaron y en los peri�dicos apareci� publicada la fotograf�a del lote, que sigue vac�o.

Y anda la bola de que no fue solamente uno el que contrataron sino varios� pero nadie explica nada.

Indudablemente vivimos en el pa�s donde Lewis Carroll situ� Alicia en el Pa�s de las Maravillas. Y un pase�to por las cosas raras que se van descubriendo y por el estado de las obras que se han dado en concesi�n, atraer�a m�s turistas que todas las playas guanacastecas reunidas y colocadas una encima de la otra.

Una de las cosas m�s suculentas e instructivas que podr�amos hacer los costarricenses, ser�a recopilar y reunir en un lujoso volumen, las justificaciones, explicaciones y alegatos con que han defendido las mil y una concesiones de obra p�blica que venimos otorgando desde que los neoliberales se apoderaron del Estado. La lectura de esas argumentaciones y (como ap�ndice) de las pol�micas subsiguientes por razones de incumplimientos y similares, ser�a la m�s instructiva que se podr�a aconsejar a la juventud.

Ahora que, a edad muy avanzada, ha fallecido Joaqu�n Monge, cabe recordarlo como un hombre �ntegro, sin claudicaciones, de una sola pieza, cuyo ef�mero paso por la vida pol�tica deber�amos se�alar como ejemplo ante los j�venes. Y es que perteneci� a una generaci�n que, en conjunto, se distingui� por su honrada entrega al bienestar de todos, y por su asco a la componenda y al dinero que cambia de manos debajo de la mesa. Algo ha fallado en nuestra educaci�n, cuando no ha logrado que las generaciones ulteriores se parezcan a �sa, (que digo orgullosamente que es la m�a). Fue una fortuna para m� ser contempor�neo de Joaqu�n Monge. Y haber compartido tiendas pol�ticas con �l en los �ltimos a�os. Paz a sus restos, y culto a su memoria.

Supongo que ustedes estar�n tan ansiosos como yo de conocer la carta �sa que don Oscar le pidi� al Vaticano que escribiera a nuestros obispos jal�ndoles el aire y coloc�ndolos en su lugar (�su� de �l, no �su� de ellos). Ser� tremebunda y recibir� una enorme publicidad, de manera que podemos estar tranquilos.

Alguien suger�a, con raz�n, que la composici�n pluripartidista de la Asamblea Legislativa ensayada en el per�odo 02-06 y confirmada ahora no sabemos por cu�ntos a�os, obliga a una negociaci�n constante entre los partidos, para fijar una agenda entre todos, y que solo as� se podr� ahora y en el futuro, legislar en este pa�s.

Es muy buena la idea, pero las conversaciones entre oposici�n y gobierno deben tratar muchos temas, y son muy dif�ciles y casi imposibles cuando del lado del gobierno, como venimos sufri�ndolo en los �ltimos cuatro a�os, todos los huevos est�n en una sola canasta, o sea en un solo proyecto, sea de orden fiscal o un tratado. Mientras los partidos de oposici�n no tengan donde escoger entre las ideas del gobierno porque el gobierno solamente tiene una, la cosa est� fregada, m�s que fregada.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 5 de Julio 2006

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