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El conflicto entre Arias y la Iglesia

Columnista huésped | 27 de Junio 2006

Por Arnoldo Mora

El enfrentamiento entre Oscar Arias y la jerarqu�a eclesi�stica constituye el acontecimiento m�s importante y de mayor trascendencia hist�rica en la actualidad noticiosa nacional, pues sus repercusiones van m�s all� de la coyuntura pol�tica que la origin�, como es la posici�n expl�cita y reiterada de la Conferencia Episcopal de negarse a avalar y apoyar el TLC como quiere el gobierno. Incluso, debido a la prepotencia e inaudita torpeza de Arias, este enfrentamiento no ha sido solo pol�tico o ideol�gico-doctrinal, que ciertamente lo es en primer lugar, sino que se ha vuelto personal entre la persona de Oscar Arias y Mons. Hugo Barrantes, a quien respalda la Conferencia Episcopal. Un roce de esta �ndole no se hab�a dado en la historia de Costa Rica desde 1884, cuando el conflicto entre el presidente Pr�spero Fern�ndez y Mons. Bernardo Augusto Thiel, Obispo de Costa Rica, culmin� con la expulsi�n del prelado y la promulgaci�n de un conjunto de leyes antirreligiosas creando un ambiente hostil entre Iglesia y Estado que perdur� durante d�cadas.

El presente conflicto se origin� a partir de que los obispos externaran severas cr�ticas al TLC. En esto no han estado solos, pues las m�s prestigiosas instituciones del pa�s, como las universidades p�blicas, el Grupo de Notables, el mayor partido de oposici�n, los gremios de maestros y profesores, la mayor�a de artistas y gente de cultura, lo mismo que dos ex presidentes y m�ltiples organizaciones campesinas, han asumido una posici�n parecida, si bien con diversos matices y por diversas razones. En cuando a la actitud de la Iglesia, esta no deb�a haber sorprendido a nadie, ya que los obispos de Canad� y M�xico, lo mismo que la figura m�s connotada de la Iglesia en Centroam�rica, como es el cardenal Rodr�guez en Honduras, han expl�cita y reiteradamente hecho cr�ticas a los TLC.

Todo lo anterior explica que, pese a la multimillonaria campa�a y a la presi�n ejercida en forma disimulada o abierta sobre la Iglesia, quienes apoyan el TLC se encuentran hoy a la defensiva. Arias se ha comprado su mayor cr�tico como es la Iglesia, la que se distancia del gobierno al optar claramente por los sectores m�s desprotegidos. Esta actitud de la Iglesia no es hist�ricamente novedosa, pues se ha dado en m�ltiples coyunturas en que nuestro pa�s se juega su identidad como naci�n. As�, en el siglo XVII al enfrentarse a las invasiones de piratas, en 1821 al aceptar mayoritariamente la Independencia, en 1856 al apoyar a Juanito Mora contra los filibusteros, en 1893 al cuestionar las pol�ticas liberales y en la d�cada de los 40 con Mons. Sanabria, la figura emblem�tica de la Iglesia costarricense, al propugnar las m�s profundas reformas sociales de nuestra historia. Mons. Hugo Barrantes es el heredero de esa Iglesia. Oscar Arias, acostumbrado a influir en las instancias de control del poder pol�tico, como la Sala IV y la Contralor�a, se ha estrellado con un hombre de una entereza y fidelidad a los principios de la doctrina social de la Iglesia que no se conoc�an desde los tiempos de Sanabria.

Ante la torpeza pol�tica y la supina ignorancia de la historia nacional evidenciada por los actuales moradores de Zapote, cabe preguntarse qui�n asesora a este hombre que ha demostrado que el Premio Nobel le queda muy pero muy grande. Arias urge de aut�nticos consejeros y no seguir rode�ndose de individuos proclives a la genuflexi�n. Ante tan calamitosa situaci�n, solo se me ocurre exclamar: �C�mo se nota la ausencia de Margarita y de John Biehl en Rohrmoser!

(La Rep�blica)

Columnista huésped | 27 de Junio 2006

1 Comentarios

* #463 el 27 de Junio 2006 a las 01:59 PM Carlos Roberto Lor�a Quir�s dijo:

Usted ha sintetizado el sentir de muchos costarricenses ante tanta torpeza de la c�pula gobernante. El recuento hist�rico es magn�fico. Lo felicito.

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