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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 28 de Junio 2006

Va quedando cada d�a m�s clara la imprudencia de don Oscar Arias cuando pretendi� que el Vaticano les enmendara la plana a los obispos costarricenses que plantearon una posici�n digna, inteligente y patri�tica ante el TLC que no coincide con la suya, que s�lo ha sido defendida con generalidades, sin entrar en detalles y sin refutar nada de lo que dicen y afirman quienes sustentan la posici�n contraria.

Por no hablar de la otra imprudencia (que nos ata�e menos pero nos perjudica m�s), de proponer al Papa Benedicto que modifique la posici�n sobre control de natalidad, que tiene origen teol�gico y no pol�tico, y que, aunque a muchos no nos convenza ni satisfaga, es el producto de la sabidur�a eclesi�stica y no una ocurrencia emanada de una observaci�n somera de la actualidad, como sucede con la de don Oscar sobre cuya inconveniencia debi� avisarle de previo el Ministro de Relaciones Exteriores, ducho seg�n procede, en cuestiones de protocolo, de etiqueta y de respeto a la institucionalidad de nuestros interlocutores. Ojal� no se le ocurra a un gobernante costarricense hablarle a Isabel II de la conveniencia de proclamar una rep�blica en Inglaterra.

�Somos como somos�, dec�a alguien. Procede agregar: �Y por eso estamos como estamos�.

Porque eso de tratar de que nada menos que el Vaticano se involucre en el problema que confronta un gobierno cuando crece la oposici�n a su proyecto favorito, rebasa la imaginaci�n. Julio Verne era una alpargata.

En fin lo que falta en algunos rincones es un poquito de humildad, de modestia, de sentido de las proporciones, de consejos desinteresados, y lo que sobra es la chirraca de cuya quema se alimentan, viven y prosperan no pocos.

En todo caso, cuando nuestros tataranietos consulten la prensa de estos d�as en alguna investigaci�n hist�rica, no s� qu� van a encontrar m�s rid�culo: la visita al Vaticano o la compra de autom�viles rumanos a una empresa fantasma cuyo principal personero est� ahora preso, y que solamente a�os despu�s se vino a saber que hab�a sido un fiasco que perjudic� al fisco. �Qu� pas� en la Administraci�n P�blica entre la llegada de las cacharpas y las publicaciones de estos d�as?

Es muy dif�cil, escrib�a un d�a de estos una alumna de mi curso de Periodismo de Opini�n, que el pueblo le ponga atenci�n, escuche, obedezca o siga a un gobernante que, de candidato, se neg� sistem�ticamente a discutir con sus contrincantes y a exponer personalmente sus planes de gobierno. Si el candidato fue misterioso hace un a�o (auto-enga�ado con la idea de que barrer�a), el pueblo es el misterioso ahora� y nadie sabe lo que puede ocurrir ni lo que va a ocurrir. La falta de franqueza no es un defecto sino un vicio.

Hay algo que todo hombre p�blico debe evitar: Pasarse de listo. Y es que, como dec�an las t�as Panchitas que todos tuvimos, la jarana sale a la cara.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 28 de Junio 2006

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