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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 17 de Junio 2006

Sigo con el tema de las concesiones que coment� el mi�rcoles. No todas las que se otorgan tienen que ver con la explotaci�n de nuestros recursos naturales y exportaci�n de las ganancias. La c�rcel de Pococ� era distinta pero su repudio s� respondi� a un esp�ritu nacionalista sano. No hab�a raz�n para entregar las c�rceles a administraci�n extranjera, salvo que quisi�ramos que se rieran de nosotros, o que nos incluyeran en el libro de Guinness. Pero unos extranjeros quer�an construir y administrar una c�rcel, y aqu� hay gente con poder pol�tico que no sabe decir no cuando le hablan en ingl�s.

Lo que he dicho de la c�rcel es incidental, porque mi tema son los recursos naturales. Y estoy diciendo lo que he dicho, porque por ah� aparecen de cuando en cuando lamentos pro-petroleros basados, me imagino, en la convicci�n de que la explotaci�n de las riquezas naturales por compa��as extranjeras trae riqueza a los pa�ses. Con el petr�leo no se ha enriquecido ning�n pueblo ni desarrollado pa�s alguno. Y el cobre chileno tambi�n pudo servir de ejemplo.

El mundo es ancho y ajeno, rezaba el t�tulo de una novela peruana muy le�da en la d�cada de 1940 y hoy casi olvidada. Ancho y ajeno. Costa Rica no es ancha� y nuestros antepasados se ocuparon de que no fuera ajena. Dichosamente, la golondrina de Mamita Yunai no hizo verano. Nuestro mundo ha sido angosto pero nuestro. Como dijo Alfred de Musset: �Mi vaso es peque�o pero yo bebo en mi vaso�.

S� que nada de lo que he dicho har� mella en los defensores, propulsores e impulsores del Tratado de Libre (?) Comercio con los Estados Unidos. Tengo la convicci�n, despu�s de leerlos, releerlos y volverlos a leer, de que lo �nico que ven en �l es el dios Don Dinero, y es que est�n honestamente convencidos de que el dinero resuelve todos los problemas de un ser humano y de un pa�s, y de que solo de pan vive el hombre.

Ese es el problema moral de la mentalidad capitalista: cree firmemente que todos los problemas de la humanidad se resuelven con dinero y lo que el ser humano debe procurar es enriquecerse. Lo que los pa�ses necesitan es desarrollarse (econ�micamente, por supuesto). Y lo que el ser humano necesita es que le suban el salario. Una vez que los capitalistas est�n satisfechos (�lo estar�n alguna vez?) el vaso se derramar�, y el derrame ser� para los pobres. Lo cual estar� muy bien, como epigrama, pero lo cierto es que el vaso crece y crece, y no se derrama jam�s.

Si nos concretamos (cosa que no querr�a hacer) al TLC, veremos que lo que sus defensores nos ofrecen es desarrollo, inversi�n y salarios. Dinero, en fin. Los que lo atacan mencionan otros valores que no son monetarios. Y por supuesto, esos valores no interesan a quienes han endiosado, no solo el dinero sino tambi�n a sus due�os, cosa que es peor.

�Pero qu� viejo m�s insistente!, dir�n algunos que yo s� si acaso han le�do estas l�neas. Es cierto. Todav�a quedamos algunos tontos creyendo que no s�lo de pan vive el hombre.

Y vuelvo a uno de los temas iniciales: la campa�a sostenida y agresiva para que la acci�n del gobierno se d� en concesi�n, aparte de su conmovedor entreguismo es el producto de un enorme, inconmensurable complejo de inferioridad. Aunque en las cercan�as dicen a veces que los ticos nos sentimos superiores, la verdad es que los hoy predominantes aqu� son los que nos sienten inferiores. Y Dios no nos ha cogido confesados.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 17 de Junio 2006

1 Comentarios

* #428 el 17 de Junio 2006 a las 11:25 AM Armando Vargas Araya dijo:

As� pensaba don Pepe Figueres:

�La propiedad extranjera sobre un sector importante de la econom�a o del territorio de un pa�s constituye una �ocupaci�n econ�mica�. Esto no es una fantas�a. Se los que digo. Yo soy ciudadano de una �banana republic�. Yo se lo que es tener un estado dentro de otro Estado; alojar como hu�sped a una empresa privilegiada que no se rige por las leyes del pa�s sino por los t�rminos de su propia �concesi�n�, es decir, por los t�rminos de la ocupaci�n econ�mica. Pretender desarrollar nuestros pa�ses mediante inversiones extranjeras es recetarnos por medicina el mismo mal de que sufrimos.

�La propiedad extranjera suele actuar como bomba de succi�n: la mayor parte de la riqueza producida fluye hacia la econom�a de la naci�n de donde provienen las inversiones. All� van las ganancias, los impuestos altos, los sueldos elevados. Solamente quedan en el pa�s pobre los jornales bajos, las migas, y con ellos la miseria, la discriminaci�n y la amargura. En 57 a�os de operaciones en Centroam�rica, la United Fruit Company ha acumulado un capital de 550 millones de d�lares, ha pagado m�s de esa suma en dividendos a accionistas norteamericanos, m�s de esa suma en impuestos al Gobierno de los Estados Unidos, adem�s de sueldos de directores y otros gastos elevados. Mientras tanto, �se ha desarrollado Centroam�rica?

�No nos interesan las inversiones privadas extranjeras en empresas de servicio p�blico, diga lo que diga la propaganda de las compa��as el�ctricas y de telecomunicaciones. Nos negamos a entregar a compa��as privadas extranjeras el control de nuestros servicios p�blicos, que constituyen un sector importante de nuestra soberan�a econ�mica, y que no deben ser objeto de lucro sino de bien com�n�.

Jos� Figueres: “A Latin American Looks at Point Four”, conferencia en el Instituto de Asuntos Internacionales de Grinnell College, Iowa, abril de 1952. Asimismo, “We Don’t Want Foreign Investments”, en The New Leader, Vol. 36, 31 de agosto de 1953, pp. 2-4.

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