Por Walter Coto Molina, [email protected]
Despu�s del estrech�simo resultado electoral del mes de febrero, los costarricenses se preguntan si Ott�n Sol�s, que estuvo tan cerca de ser Presidente, podr� serlo en el futuro, y m�s concretamente en las elecciones del 2010. La respuesta es dif�cil, porque en pol�tica, a veces lo que se sabe, es que no se sabe nada. No obstante, hay que reconocer que si alguien ha estado a punto de ser Presidente en las dos �ltimas elecciones, ese ha sido Ott�n Sol�s. Sin embargo, no ha llegado por falta de habilidad pol�tica para unir, y trabajar en alianzas con otros actores, que pudieron cambiar la historia electoral. En las elecciones del 2002, estuvo a punto de quedar de segundo, y las encuestas se�alaban, que si �l iba a una segunda ronda contra Abel Pacheco o Rolando Araya, sal�a victorioso. Ott�n y algunos colaboradores cercanos no entendieron nada de alianzas, bajo el esquema de los denominados principios, esencialmente fundamentalismos, que impidieron llegar a donde quer�an, es decir, al Gobierno de la Rep�blica.
En el 2006, las alianza del PAC y de su l�der con otros partidos estuvo m�s cerca, incluso hasta se propuso una Convenci�n para obtener un candidato �nico, que probablemente ser�a Ott�n, pero el intento una vez m�s fracas�. Lo que se dice es que Ott�n no acept� participar de una alianza.
Lo cierto es que el resultado oficial de las elecciones estableci� 646.382 votos (un 39,80%) para Ott�n Sol�s, y 664.551 votos (un 40,92%) para don �scar Arias, una diferencia de apenas 18.169 votos entre ambos contendientes.
No obstante, si Ott�n hubiese logrado integrar a su movimiento a fuerzas como Patria Primero que obtuvo 17.594 votos, Uni�n Nacional con 26.593 votos, Integraci�n Nacional con 5.136 votos, Rescate Nacional con 2.430 votos, Uni�n Patri�tica con 1.864 votos, para mencionar solamente algunos, de los que estuvieron intentando formar una alianza bajo un l�der y un programa com�n, Ott�n hubiese ganado las elecciones con 699.999 votos, y una diferencia de 35.448 votos a su favor, por encima de don �scar. Pero de nuevo no tuvo ni la visi�n, ni la habilidad para entender que las elecciones se ganan aglutinando, formando alianzas, como en Chile, en Brasil, y en muchos otros pa�ses, y que si se quiere gobernar hay que aprender a pactar con transparencia. Los pizotes solos, ya ni en la monta�a.
Por supuesto, siempre afloran los argumentos para combatir las alianzas, o para evitarlas, pero en t�rminos reales, Ott�n, que se postul� para llegar al poder, perdi� dos oportunidades, que quiz�s ya no vaya a tener en el futuro, porque la coyuntura del 2010 ser� muy diferente de aquellas que presentaron las elecciones del 2002 y del 2006, que le brindaron sin ninguna duda, una oportunidad, tal vez �nica, para concretar su aspiraci�n de llegar a la Presidencia. Quiz�s cuando el Tribunal estaba contando los votos en las elecciones pasadas, Ott�n debi� repasar su falta de inteligencia pol�tica, y su ausencia de humildad para entender, que un solo voto, o los votos de partidos peque�itos que muchos desde�an por chicos, pueden ser decisivos en una contienda electoral.
Por otra parte varias veces escuch� decir a Ott�n que la lucha por la Presidencia no es un desfile de modas en la pasarela electoral, y que �l no iba a estar desfilando permanentemente en esa pasarela, por lo que dos elecciones le eran suficientes, de lo cual deduzco en virtud de la fidelidad a lo que �l dice, que quiz�s la pregunta que titula este art�culo salga sobrando. Ott�n puede ser que no est� m�s en la pasarela del 2010. Pero si estuviera en el 2010, y es su derecho, es seguro que de los errores cometidos en las dos elecciones pasadas habr� aprendido mucho. Pero quiz�s, por muchas razones, nunca le convenga al pa�s una presidencia suya.
(Diario Extra)
Columnista huésped | 20 de Mayo 2006
2 Comentarios
Es muy interesante la insistencia en plantear la cuesti�n pol�tica en su dimensi�n cuantitativa, como si los votos que finalmente cada partido sac�, fueran un activo fijo que siempre les perteneci�.Obviamente hay una p�rdida de perspectiva de la din�mica sociopol�tica en que se cuece un resultado electoral. Pero en todo caso el comentario es de colecci�n por varias razones, entre ellas por su estructura: el autor se plantea una pregunta como excusa para al final deslizar una confesi�n, su deseo de que no haya cambios, que sigan los mismos.
El autor acierta al se�alar errores de Ott�n Sol�s en su estrategia para ser Presidente. Sin embargo, el hilo conductor se desvanece cuando afirma que con alianzas suficientes, el caudal de voto obtenido por los partidos peque�os le hubiesen dado una victoria contundente. Esta aproximaci�n resulta falsa, pues nadie podr�a afirmar que las personas que depositaron sus votos por otras opciones, tambi�n lo hubieran hecho en una alianza comandada por el Sr. Solis. Por algo, votaron por agrupaciones diferentes al PAC y al PLN.