El salario equitativo constituye un elemento esencial para la justicia y la igualdad
Por Nuria Mar�n Ravent�s, [email protected]
El 25 de abril se celebr� el D�a Internacional del Pago Equitativo. La Asociaci�n Costarricense de Mujeres Universitarias, que me honro presidir, se uni� al llamado de organizaciones como la Federaci�n Internacional de Mujeres Universitarias. El objetivo es hacer conciencia sobre una realidad que aqueja a las mujeres de todo el mundo: reciben salario promedio inferior al que reciben los hombres por similar labor. Este promedio en los pa�ses desarrollados es del 75%. En Costa Rica, en el 2000, ascend�a al 73% (Estado de la naci�n).
Si bien el indicador parte de una colectividad (salario promedio de mujeres que laboran tiempo completo), se alimenta de historias individuales que se repiten, que traslucen solapadas discriminaciones y tienen como consecuencia el perder mes a mes, entre un 15% y un 30% del salario que por m�rito realmente les pertenece.
Detr�s de cada mujer trabajadora podemos encontrar al menos una experiencia de discriminaci�n que, directa o indirectamente, incide en menor salario. Las situaciones m�s frecuentes de discriminaci�n son: por sexo, segmentaci�n del mercado, costo por maternidad y acoso sexual.
Dentro de la discriminaci�n por sexo se encuentran organizaciones que excluyen a las mujeres simplemente por su sexo. Ejemplos: taller que reh�sa contratar mujeres, pese a estar calificadas; f�brica que despide a mujeres mayores de 32 a�os; y restaurantes de nivel alto que prefieren saloneros varones.
La segmentaci�n del mercado de trabajo resulta de pr�cticas sociales que inciden en que altos porcentajes de mujeres laboren con baja remuneraci�n profesional.
La maternidad, la m�s bella de nuestras capacidades, se ve empa�ada por frecuentes injusticias, desde ilegales, hasta las toleradas por la sociedad. El despido por maternidad, si bien ilegal, a�n se da. Mujeres que despu�s de su incapacidad regresan para ser despedidas, relegadas a funciones menos importantes o descartadas en futuros ascensos. A todo esto se suma la velada cr�tica social a las mujeres trabajadoras que, por su condici�n, se asume que descuidan el seno familiar. Tres caracter�sticas que la sociedad premia a los varones: exigencia, trabajo duro y dinamismo, se los cobra con igual fervor a las mujeres.
Si bien existe una legislaci�n de avanzada contra el acoso sexual en el trabajo, lo cierto es que a�n es frecuente en el pa�s. Por desconocimiento de sus derechos, por temor a perder el trabajo, por falta de recursos para ayuda legal, muchas mujeres sufren acoso de parte de jefes, compa�eros de trabajo o por una cultura organizacional que atenta contra la dignidad femenina. �Cu�ntas mujeres han tenido que renunciar a sus trabajos? �Cu�ntas no son promovidas por rehusarse valientemente a ser instrumentos sexuales? �Cu�ntas mujeres valiosas y competitivas, que con gran sacrificio ascienden en sus organizaciones ven disminuidos sus m�ritos por inventos y chismes?
El pago equitativo es un problema que ata�e a todos por igual. Salarios m�s justos para las mujeres significan m�s ingresos para sus familias. M�xime nuestro alto porcentaje de jefas de hogar y que la pobreza en Costa Rica tiene rostro de mujer.
Las soluciones no son sencillas. Existen ejemplos de organizaciones que asumieron el reto de reversar las fuentes de discriminaci�n. Entre ellas, el Instituto de Tecnolog�a de Massachussets (MIT), la empresa Mitsubishi o el Estado de Minesota en Estados Unidos.
Instrumentos de autoevaluaci�n en las organizaciones que visibilicen y detecten pr�cticas de discriminaci�n, toma de conciencia y estrecha colaboraci�n de empleadores y trabajadores, sistemas objetivos de contrataci�n y ascenso son pasos importantes en esa v�a.
Si queremos una sociedad de justicia e igualdad, el salario equitativo debe ser un pilar fundamental.
(La Naci�n)
Columnista huésped | 20 de Mayo 2006
0 Comentarios