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Humanistas con responsabilidad

Columnista huésped | 29 de Mayo 2006

Por Alfredo Vitolo

Desde que los griegos descubrieron al hombre como medida de todas las cosas, comenz� un proceso de valoraci�n de lo humano en relaci�n con la libertad, la naturaleza y la cultura. Sobre esos conceptos se estructuraron la filosof�a, el derecho, las ciencias, las artes y la pol�tica.

Esas ideas encontraron en Roma, durante la Rep�blica, su consagraci�n definitiva al considerarse al humanismo como la contracara de lo b�rbaro. Posteriormente el cristianismo les incorpor� a esos conceptos un nuevo y fundamental elemento: la vinculaci�n del hombre con un Dios �nico. Durante la Edad Media, se abandonaron las concepciones griegas y romanas, consider�ndose lo humano s�lo a partir de ideas religiosas y morales.

Alrededor del 1500 de nuestra era se revalorizaron en Europa las concepciones de la antig�edad en lo que se autodenomin� Renacimiento. Se volvi� a estimar la humanitas, entendida como todo lo que se desarrolla en el hombre integralmente considerado, teniendo presentes sus obligaciones con la sociedad e independientemente de consideraciones religiosas. La reforma protestante y la contrarreforma cat�lica hicieron sus aportes en relaci�n con la posici�n del hombre frente a Dios, en lo que se denomin� humanismo cristiano.

A fines del siglo XVIII, sobre la base de las doctrinas de Rosseau y la filosof�a de Kant, que considera a todos los hombres iguales en tanto son sujetos morales, se fue estructurando la sociedad moderna. La independencia de los Estados Unidos, su Constituci�n, que garantiza los derechos individuales; la Revoluci�n Francesa, que consagr� los derechos del hombre y el ciudadano, y la revoluci�n industrial marcaron un cambio fundamental y dieron paso a un nuevo humanismo que qued� definitivamente instalado en la sociedad occidental durante el siglo XIX, bajo la denominaci�n de humanismo liberal.

El siglo XX fue el tiempo del materialismo, cuya m�xima expresi�n fue el comunismo. Sosten�a que se daban las condiciones para el desarrollo de una sociedad humanista sin clases sociales y donde se privilegiaba el inter�s de la comunidad. El comunismo termin� en 1990, con el desmembramiento de la Uni�n Sovi�tica y sus sat�lites, por lo que a fines de ese siglo se consolid� como triunfante el humanismo liberal, basado en la democracia como sistema pol�tico y el capitalismo como sistema econ�mico estructurado alrededor del mercado.

Ahora, en estos a�os iniciales del siglo XXI, si queremos un mundo m�s equitativo, m�s justo y m�s igualitario debemos comenzar por dise�ar un humanismo responsable que reemplace al liberal, que est� agotado, priorizando ciertos valores. Esta concepci�n ya ha sido expresada con claridad por el Concilio Vaticano II. All� se se�al�: “Somos testigos de que est� naciendo un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido principalmente por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia”.

Para consolidar ese nuevo humanismo es necesario empezar por construir la paz, promoviendo el di�logo y combatiendo al fundamentalismo fan�tico que genera el terrorismo y el relativismo, que desecha los valores fundamentales. Debemos profundizar las relaciones entre todas las culturas, civilizaciones y religiones del mundo, privilegiando el respeto a las creencias de los otros.

Las naciones, por diferentes que sean en sus concepciones, tienen la obligaci�n de alcanzar una convivencia arm�nica, solidaria y pac�fica. Las ideas no se imponen por la fuerza, sino por la persuasi�n, y ello exige tolerancia y di�logo con los que piensan distinto.

Debemos propender tambi�n al establecimiento de sistemas pol�ticos que garanticen los derechos individuales y afiancen los derechos sociales, pero sin tratar de imponer coactivamente modelos institucionales ajenos a otras culturas y civilizaciones. Esto es tarea de todos los hombres, pero la mayor responsabilidad les cabe a los sectores dirigentes. La autonom�a de la pol�tica no justifica actuar sobre la base de normas de conductas ajenas a la moral y la �tica.

Por otra parte, frente a un capitalismo de mercado como el actualmente vigente, debemos replantearnos el problema del desarrollo, concibi�ndolo no como un tema exclusivamente econ�mico, sino tambi�n como una concepci�n integral al servicio del hombre y destinado a reducir las diferencias y las desigualdades existentes.

Los bienes producto del trabajo de la tierra o los creados por el hombre est�n destinados a todos los seres humanos para una vida digna, cualquiera sea su condici�n, raza o religi�n, por lo que debemos estimular el trabajo y profundizar la caridad, concebida no como la limosna humillante que dan los que tienen, sino como un acto de justicia de un compartir fraterno, tal como lo se�al� Juan Pablo II. S�lo a partir de ese nuevo humanismo responsable podremos construir un mundo mejor, en paz, m�s igualitario y justo.

(La Naci�n � Buenos Aires)

Columnista huésped | 29 de Mayo 2006

1 Comentarios

* #377 el 29 de Mayo 2006 a las 10:34 AM Eladio Alvarado dijo:

Suena bonito, pero es err�neo por varias razones. Voy a mencionar algunas:todo humanismo, viejo o nuevo parte de la falacia de poner a los humanos separados o, peor,por encima de la naturaleza. Esto, que podr�a parecer poco importante, es terriblemente distorsionador pues conduce a un endiosamiento de lo humano y a un instrumentalismo. Los humanos solo somos tales en un contexto m�s amplio, el de la naturaleza viva, cuyos mecanismos no entendemos ni podemos manejar.

Al ubicarnos por encima de todo, nuestros deseos irrefrenados, la codicia y otras escalas de valores autodestructivos afloran y rigen la acci�n humana.

Otro elemento que se esconde en ese humanismo es el patriarcalismo: �cu�ntas veces se usa la palabra hombre en este art�culo?. La invisibilizaci�n de lo femenino �vaya humanismo!

El �ltimo p�rrafo recuerda los panfletos y los buenos ensayos de la Inglaterra ilustrada y compasiva, y, por cierto, no cat�lica, del siglo 18.Es decir, que 300 a�os de eso producen m�s miseria y desigualdad.

Otra estafa frecuente es eso del desarrollo: todo desarrollo es insostenible y economicista.

Creo que este art�culo es una buena muestra de la necesidad de construir nuevos marcos de referencia filos�ficos, cuyos elementos centrales deben considerar lo ecol�gico, lo femenino, lo espiritual, lo �tico, lo est�tico, todo en el �mbito de una democracia cada vez m�s participativa, que se nutra de una ciudadan�a responsable y solidaria.

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