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El monumento a don Juanito

Luko Hilje | 5 de Mayo 2006

Hijo mayor de don Camilo Mora, destacado comerciante quien muri� joven -tres a�os despu�s de su esposa-, con apenas 21 a�os de edad don Juan Rafael Mora debi� convertirse en cabeza de una familia de diez hermanos (e incluso cri� a tres sobrinos hu�rfanos). Dicen que eso lo marc� tanto que, por la costumbre de proteger a los suyos, no percib�a como nepotismo el indebido hecho de nombrar en puestos claves a parientes o amigos muy cercanos.

Gracias a los bienes legados por su padre, pronto destacar�a como hombre de negocios, sobre todo como codue�o de la empresa Mora y Aguilar, con Vicente Aguilar. Esta exportaba caf� e importaba mercader�as, para lo cual Mora viajaba al exterior en �malos buques de vela, �nicos que se encontraban de vez en cuando en nuestras costas, [que] eran adem�s de peligrosos, inciertos y en extremo fatigosos�, en sus propias palabras. Por su parte, encargado de la parte m�s sencilla (vender las mercader�as en el pa�s y llevar los libros), Aguilar actuar�a de manera deshonesta, birl�ndole unos 300.000 pesos (�una suma descomunal entonces!), lo cual don Juanito descubri� y denunci�, gan�ndose tan enconada enemistad, que culminar�a con su muerte.

Acosado por Aguilar y compinches poco antes del inicio de la Campa�a Nacional, as� como durante la estad�a de Rivas, y m�s a�n al regreso, cuando todo se complic� con la epidemia de c�lera, los oligarcas cafetaleros nunca dieron tregua a don Juanito. Incluso, al morir de c�lera Francisco Mar�a Oreamuno, trataron de imponerle a Aguilar como vicepresidente, ante lo cual �l amenaz� con renunciar. Pero, a tres a�os de concluida la Campa�a y apenas cuatro meses despu�s de ser electo como presidente por tercera vez consecutiva, lograr�an su ansiado objetivo, derroc�ndolo y desterr�ndolo a El Salvador.

Sin duda, don Juanito incurri� en varios desaciertos, as� como en nepotismo y abusos de autoridad. Adem�s, al desgaste propio de la Campa�a -incluyendo el devastador efecto del c�lera- se sum� una notoria baja en la producci�n agr�cola y en las exportaciones, junto con el malestar por los empr�stitos -dos pr�stamos obligatorios, a los m�s ricos- para enfrentar la guerra. Asimismo, fund� un banco -estatal, pero de capital mixto- que afectaba las actividades de los prestamistas y, a la vez, reforzaba el poder econ�mico suyo y de sus allegados. Finalmente, de manera torpe, trat� de incautar los terrenos a un amplio grupo de peque�os y medianos agricultores de San Jos�.

Retornar�a del exilio un a�o despu�s a Puntarenas, reci�n tomada por sus partidarios, pero el movimiento insurreccional -liderado por su amigo chileno Ignacio Arancibia- fracasar�a, lo cual abordamos en el art�culo “Don Juanito, fusilado” (La Rep�blica, 3-X-05). Es cierto que hab�a odio hacia �l, pero nada justificaba el reprobable acto de su fusilamiento ni el de Jos� Mar�a Ca�as, decretado por un tribunal ama�ado, que incluso violent� los c�nones militares mismos. Y todo ello ocurri� con la venia del presidente Jos� Mar�a Montealegre, inmisericorde por ser cu�ado de don Juanito (padre de diez sobrinos de �ste) y concu�o de Ca�as (quien dej� hu�rfanos a diez primos de sus hijos). Para entonces, ya poderoso como ministro de Hacienda y Guerra, Aguilar a�n adeudaba m�s de 200.000 pesos a don Juanito, del lo cual �ste dej� constancia en la carta de despedida que dejara a su esposa (a lo cual dedicaremos un pr�ximo art�culo).

Por si fuera poco el menosprecio hacia tan queridos h�roes, ah� quedaron tirados los cad�veres de don Juanito, Arancibia y Ca�as, al lado de un �rbol de jobo (en sendas vitrinas del Museo Hist�rico Cultural Juan Santamar�a hay un trozo de ese �rbol, as� como el fragmento de una de las balas), sin siquiera darles cristiana sepultura. Ser�a el c�nsul franc�s Juan Jacobo Bonnefil quien recoger�a y enterrar�a los cuerpos en una isleta que funcionaba como pante�n, en el estero. En 1866 �l exhumar�a y depositar�a los restos de don Juanito y Ca�as en urnas, para entregarlas un decenio despu�s al gobierno de Tom�s Guardia, cuando se les inhumar�a con los debidos honores en el Cementerio General.

Ante tanto maltrato, la patria siempre estuvo en deuda con �l y, como una forma de resarcir el atropello de aquel poderoso y antipatriota grupo de oligarcas, as� como para inmortalizar en el bronce su innegable estatura de estadista y h�roe, se decidi� erigir un monumento en la capital. Aunque se plane� hacerlo con ocasi�n del centenario de su natalicio, hubo algunas dificultades entonces, pero la idea ser�a retomada por el ciudadano don Octavio Castro Sabor�o quien, a trav�s del diputado Aristides Baltodano, lograr�a concretarla 15 a�os despu�s.

As�, el 1� de mayo de 1929, al cumplirse el 72 aniversario de la primera rendici�n de Walker, a las cinco de la ma�ana las salvas de artiller�a despertaban a la poblaci�n josefina, seguidas por alegres dianas. Tras una misa de campa�a frente al Monumento Nacional, un desfile de bandas recorrer�a la capital, en verdadera apoteosis. De unas 50.000 personas que colmaron las calles, muchas subieron a los balcones y techos de los edificios adyacentes a la Plaza Mora (entre el edificio de Correos y el Club Uni�n), para disfrutar de aquel conmovedor acto c�vico.

En la tribuna oficial, decorada con las banderas de las cinco rep�blicas centroamericanas, estaban los presidentes supremos poderes y, al lado del monumento, los descendientes de don Juanito y Ca�as, as� como embajadores, gobernadores, diputados y magistrados. A ellos se sumaban once ancianos excombatientes (Francisco C�rdoba, Jos� Antonio Guti�rrez, Juan Lizano, Lorenzo L�pez Piedra, German Concepci�n L�pez L�pez, Manuel Molina Berm�dez, Manuel Salas Mora, Ram�n Sequeira, Manuel de Jes�s Soto Lobo, Laureano Villegas, Andr�s Z�rate Montero), el menor con 88 y el mayor con 99 a�os, casi todos descalzos y de sencilla indumentaria, quienes en medio de profusos aplausos ser�an condecorados con una medalla de oro que rezaba: �A los sobrevivientes de la Guerra Nacional. 1� de mayo de 1929. La Patria reconocida�.

Muy poco antes de las diez de la ma�ana cuando, tras el vibrante y estremecedor toque de clarines el presidente don Cleto Gonz�lez devel� la estatua, las compa��as de infanter�a hicieron la presentaci�n de sus armas, resonaron m�s hermosos que nunca los acordes de nuestro Himno Nacional, los clarines tocaron generalas y el reverberante estampido de los ca�ones marc� para siempre la resurrecci�n de don Juanito ante la historia, gigantesco a la vez que c�lido.

Y, mientras desde un aeroplano llov�an flores profusamente, a las cuales se sumar�an decenas de coronas de asociaciones, clubes, colegios, etc., como lo narrara un periodista (La Nueva Prensa, 2-V-29), �la figura del Pr�cer, desde su pedestal contemplar�a aquella muchedumbre que sin pasiones ni rencillas le rend�a justo homenaje; ba�ada por los rayos del sol parec�a m�s grande y hermosa. R�pidamente pas� por nuestra mente la tragedia del 30 de setiembre de 1860, y aplaudimos no la figura que se acababa de descubrir, sino el veredicto justiciero de la historia�.

Esa nota de prensa fue acompa�ada por una elocuente caricatura, en la cual dos campesinos dialogan frente a la estatua, as�: ��Pa que pudiera resucitar!�. ��Para qu�? �Si ya los filibusteros los echamos pa ajuera!�. �Pero quedan los filibusteros de adentro, que son los que le dan la entrada a los de ajuera!�. Mensaje lac�nico pero profundo, as� como de permanente actualidad, pues siempre ha habido filibusteros dentro del pa�s. �Que cada uno juzgue seg�n su conciencia!

Luko Hilje | 5 de Mayo 2006

4 Comentarios

* #321 el 5 de Mayo 2006 a las 06:04 PM grettel ortiz dijo:

Claro que comparto el comentario de don Luko Hilje, hay gente que solo ve sus propios intereses y no le importa para nada vender nuestra patria al mejor postor. Que se cuiden los mercaderes y tambi�n los mercenarios, porque aun en este pa�s hay gente que esta dispuesta a cumplir lo que dice el Himno,” cuando alguno pretenda tu gloria marchar veras a tu gente valiente y viril”, hoy esto se puede dar en las anchas calles de San Jos� cuando marchemos contra el TLC.

* #639 el 7 de Septiembre 2006 a las 10:51 PM Luis Diego Castro dijo:

Hola, felicitaciones, un trabajo estupendo!

Mi abuelo Manuel �ngel Gutierrez Mora era uno de los sobrinos hu�rfanos que don Juanito recogi� (cafetalero, Hacienda Vieja entre otras), h.d.: Manuel Joaqu�n Gutierrez Pe�amonge c.c: Mar�a Rosa Mora Porras

Tambi�n don Octavio Castro Sabor�o fue mi tio abuelo, adem�s de gestionar el monumento a don Juanito �l don� el monumento a Sim�n Bolivar situado en el parque Moraz�n, mi abuelo Eduardo Castro Sabor�o c.c.: Erna Steinvorth construy� el Templo de la Musica.

Un saludo cordial!

Luis Diego Castro Gutierrez

* #706 el 6 de Octubre 2006 a las 12:53 PM Luis Diego Castro dijo:

“Un milagro de don Florentino Como dicen no hay que creer, ni dejar de creer! Me encontraba en San Jose en la oficina de un prestigioso abogado, cuando me llamo la atencion un inmenso retrato de don Florentino Castro Soto, le pregunte a este distinguidisimo juriconsulto que relacion tenia con la familia, y me respondio que ninguna! pero a�adi�: soy un admirador de don Florentino, siempre me llam� much�simo la atenci�n el sentido com�n como �l trataba los negocios o resolvia sus problemas! asi que cuando no le encuentro la salida a algun asunto, me vuelvo a ver su retrato y me pregunto: “que haria don Florentino en esta situacion”, nunca me ha fallado, no te imaginas las ideas increibles que me llegan! Ese dia como es natural no le di ninguna importancia. Recien llegados a California donde residimos, mi esposa Lilliana y yo, decidimos habrir un negocio. Fuimos a un banco y al principio nos negaron un prestamo, que por no tener historia de credito de por lo menos 3 anos y otros requisitos, de repente me acorde del cuadro, me concentre solo unos segundos, y lo que seguio fue increible,se me ocurrieron unas ideas geniales, mi esposa me veia asombrada, esto nos puso en otro nivel en la negociacion, el empleado del banco nos dijo me parece muy bien, lo sometere a la junta directiva. A los 3 dias teniamos el dinero que nos permitio habrir un negocio que fue el inicio de una carrera exitosa. Suena logico, porque no pedirle a don Florentino que interceda con Dios para un “milagro financiero”. Luis Diego Castro

* #1245 el 17 de Enero 2007 a las 05:27 PM Marlon Aguero Picado dijo:

Hola a todos! Soy nieto de Erlindo Picado Castro, sobrino de Don Florentino, siempre me ha llamado la atencion este parentesco ya que durante muchos a�os escuche a mi abuelo hablar de el y mostrarme algunas cosas relacionadas con su tio, durante mucho tiempo he tratado de contactar familiares de Florentino para conocer mas acerca de el y poder incrementar mi conocimiento sobre Florentino, si alguien ve este mensaje y tiene familiaridad con el por favor escribanme, Saludos!

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