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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 13 de Mayo 2006

Carlos Espinach fue parte, con Jorge Manuel Dengo, Mario Quir�s, Carlos Ulate, Fernando Rojas �por citar cuatro m�s� del grupo de ingenieros que agrup� en torno suyo don Chico Orlich cuando asumi� el Ministerio de Obras P�blicas en mayo de 1948, y que se form� junto a �l en la funci�n p�blica, que todos desempe�aron con brillo.

Fueron sus colaboradores, sus consejeros de primera l�nea, y en alguna forma su equipo personal de trabajo.

En febrero del 62 fue elegido diputado, y don Chico pidi� a la fracci�n del PLN que lo eligi�ramos presidente de la Asamblea el primer a�o, para as� recibir de manos de �l la banda presidencial.

Yo lo conoc�a de los tiempos de lice�sta, pero no intim� con �l entonces, pues era mayor que yo e iba un a�o adelante. Pero nos sab�amos parientes lejan�simos, (su tatarabuelo y mi bisabuelo Escalantes eran hermanos, algo as�).

El hecho es que fue en la Asamblea Legislativa donde trabajamos codo a codo, �l como presidente y yo como jefe de fracci�n, con resultados que proclamo satisfactorios para el pa�s. Luego don Chico se lo llev� de la Asamblea para hacerlo Ministro de Obras P�blicas, y all� acab� de lucirse.

Pero de su labor de diputado qued�, como obra personal suya, lo que llamamos JAPDEVA, dise�ada como un instrumento serio para el desarrollo de la vertiente atl�ntica, pero transformada luego en una fuente de abusos, de corrupciones y de politiquer�a que lamentablemente ha hecho muy poco en la direcci�n que su creador preve�a.

Tambi�n nos dej� en la Asamblea un proyecto que no lleg� a aprobarse, pero que fue el origen del que cre� ARESEP, y que, siete cuatrienios despu�s contribu� a tramitar y aprobar.

Me empe�� desde entonces en mantener una relaci�n permanente con aquel hombre cordial, de clara inteligencia, sentido pr�ctico y profundas convicciones �ticas, que se luci� siempre en la funci�n p�blica, y que tuvo buena parte en el �xito del presidente con el que colabor� y al que asesor� con claridad y patriotismo.

Se ha ido esta semana. Era uno de los pocos supervivientes de la generaci�n a la que el gobierno del pa�s le cay� en las manos tempranamente en el 48, y uno de los que con m�s denuedo, desinter�s y patriotismo le sirvieron. En realidad, Carlos Espinach era en los �ltimos a�os uno de los hombres que evoc�bamos con nostalgia, pregunt�ndonos por qu� no ten�an sucesores en lo intelectual, en lo ideol�gico y en lo moral. Y m�s de una vez coment� como pod�a ser explicable que �l, Jorge Manuel Dengo, Guido Miranda y Rodolfo Silva, por ejemplo, hubiesen sido ignorados en Liberaci�n Nacional, que habr�a tenido mejor destino (y mejor destino el pa�s) si hubiera pensado en ellos seriamente a la hora de escoger candidatos a la presidencia una vez agotado lo que se conoci� como el compromiso inicial Figueres-Orlich-Oduber-Monge.

A ninguno de ellos lo candidatizaron, y ninguno se auto-candidatiz� como fue luego la moda, la costumbre y el vicio.

Uno m�s que deja un sitio vac�o� y que tristemente no hay quien llene. Hay demasiados lugares vac�os en esta patria nuestra.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 13 de Mayo 2006

2 Comentarios

* #341 el 13 de Mayo 2006 a las 03:07 PM Fernando Soley Soler dijo:

Siempre clara y educativa la participaci�n de Don Alberto, haremos circular en todas las listas que podamos este CHISPORROTEOS.

* #343 el 14 de Mayo 2006 a las 01:00 PM Flora Fern�ndez dijo:

Todo vac�o se llena, lamentablemente no siempre con la gente que lo merece y por eso la grader�a de sol ha invadido la cancha para embarrialarla.

No conoc� a don Carlos Espinach, por este comentario puedo decir: “lo habr�a querido mucho”.

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