Hace d�as estoy con ganas de proponer que se organice una asociaci�n, una sociedad, un club, una c�mara, un sindicato, lo que sea, cuyo objetivo �nico sea el de combatir los cierres herm�ticos.
�Qu� es esa vaina de que todo lo que uno compra ahora, despu�s de la globalizaci�n, viene envuelto en un celof�n endemoniado, y no puede uno ni comerse un confite sin tener que dedicar diez minutos a abrir o a destruir m�s bien ese celof�n endiablado, con las u�as, con los dientes, y con ganas de recurrir a un hacha o a cualquier otro instrumento de esos que no se pueden introducir a los aviones?
Cuando no exist�an los celofanes herm�ticos, usted simplemente compraba una cosa, y al llegar a su casa abr�a el paquete y la disfrutaba normalmente y sin enojarse con el envoltorio. Dichosos tiempos aquellos. Todo tiempo pasado fue mejor.
El colmo es que ahora los libros vienen forrados en celof�n herm�tico de manera que no hay modo de examinarlos de darse una idea de su contenido, del tama�o de la letra en que est�n impresos, ni de si contienen (que no es infrecuente) p�ginas en blanco, o dobladas. Lo obligan a uno a comprarlos por el t�tulo, y a dejarse de problemas. Con que se trate de un best seller basta, aunque no aluda a Leonardo Da Vinci.
Como comprador inveterado de libros he tomado la decisi�n de que libro que no puedo hojear ni ojear en la librer�a, no lo comprar� de ninguna manera. Un buen lector no se alimenta de gallos tapados.
En contraste, he de se�alar lo que disfruto, cuando viajo, de librer�as como las de Barnes & Noble, en los Estados Unidos, donde tienen sillones para que uno pueda examinar los libros, e incluso, si se le ocurre, leerlos disfrutando de paso de una buena taza de caf�. Librer�as para las cuales el cliente es un hu�sped que no va a ensuciar los libros.
�No deber�amos organizar una huelga de libr�filos, y negarnos a adquirir todo lo que venga envuelto en celof�n herm�tico de ese que solo mordi�ndolo se abre?
�Dichosos nuestros padres que pod�an ver, o�r (si de discos se trataba), oler, gustar (una muestrita de la golosina) y tocar la mercader�a que les ofrec�an, convencidos y satisfechos de que el comerciante no consideraba al cliente potencial como un ser sospechoso capaz de contaminar y en el mejor de los casos ensuciar la mercanc�a!
Si por lo menos le pusieran al celof�n lacitos en las puntas y lo aspergiaran de canela�
�Y qu� tal si los consumidores decidi�ramos pagar con billetes envueltos en celof�n herm�tico? Hay que ver lo que se gozar�a�
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 6 de Mayo 2006
1 Comentarios
Estimado don Alberto: Por su patriotismo al actuar cuando se trata de los intereses de la mayor�a, por ese entusiasmo para vivir su �poca y por sus columnas , lo felicito. Independientemente del tema abordado, usted siempre tiene mucho que decirnos y ense�arnos. Gracias