Imag�nense ustedes qu� sabrosera ser�a poder decir y escribir �sale�, �scenario�, �top ten�, �e-mail�, �topless�, �tener sexo�, �ranking�, �vips�, sin que protesten los vejestorios y los puristas que creen err�neamente que el espa�ol es un idioma y no una antigualla.
Claro, que el decretar el ingl�s como idioma nacional, podr�a traernos una protesta de los que se ganan la vida como traductores, y quiz�s los induzca incluso a formar esa cosa horrible y endemoniada que llaman sindicato (lagarto, lagarto); pero ya habr� manera de desprestigiarles el sindicato antes de que funcione. Para eso tenemos rotweilers ideol�gicos.
Otra medida sabia, aunque un poquillo dif�cil de aplicar, ser�a ordenar que en las elecciones nacionales, el ciudadano, a m�s de su c�dula de identidad, deba mostrar la visa norteamericana en su pasaporte. Esto eliminar�a a mucho votante �in�til�, y solo nos dejar�a los votantes ��tiles�.
Tambi�n ser�a hermoso olvidarnos de Gregorio Jos� Ram�rez y de Ochomogo, y declarar a Escaz� capital de la Rep�blica y sede del gobierno. Son tal vez cosillas �nfimas, pero todo puede ayudar.
Podr�amos adem�s (aunque esto agradar�a m�s a algunos ticos que a los benefactores), incluir en la Constituci�n una diferencia clara entre las urbanizaciones puras y simples donde se mete cualquiera, y las �exclusivas� (quiere decir excluyentes, se deriva de excluir, verbo que nuestros idiotas abuelos desconoc�an), novedad reciente pero sumamente saludable para quienes no quieren mezclarse con el populacho al que ni siquiera conocieron en la escuela, como suced�a en los horrendos tiempos pasados, anteriores a la feliz globalizaci�n y venturosamente cancelados, enterrados y olvidados, salvo por algunos ancianos nost�lgicos y cacrecos.
Ahora bien: si lo que de veras queremos es atraer benefactores transnacionales que nos saquen de pobres, �no habr�a sido m�s sencillo invitarlos sin necesidad de firmar tratados y complicarnos la vida? Al fin y al cabo, llevan d�cadas, casi que siglos, de estar benefactando a todos los pueblos de la tierra sin necesidad de tratados.
Una manera de bienvenirlos ser�a revivir la figura del contrato-ley, que el anti-patriota Daniel Oduber elimin� de nuestra legislaci�n ignorando los colosales beneficios que nos trajeron la United Fruit al desarrollar espectacularmente las provincias de Lim�n y Puntarenas, envidia y asombro todav�a del resto del pa�s, y la Bond & Share cubriendo el territorio de tel�fonos y plantas el�ctricas sin necesidad de majader�as como ese obst�culo para la globalizaci�n y la felicidad nacional que llaman el ICE.
Habr�amos podido, as�, llegar a un Tratado de Libre Comercio, que fuera lisa y llanamente, con toda sencillez, �nicamente un Tratado de Libre Comercio, exclusivamente sobre comercio, sin necesidad de complicarnos la vida ni complic�rsela al pr�jimo con la enciclopedia o todolog�a que nos han recetado.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 22 de Abril 2006
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