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Mimi

Flora Fernández | 26 de Marzo 2006

Mimi es la mam� de mis hijos, le digo a cada persona que llega de visita a casa. Las visitas se quedan mir�ndome con gesto extra�o; pero es cierto. Con apenas tres semanas de nacido mi hijo mayor, ella lleg� a la casa a hacerse cargo de �l, y yo pude continuar trabajando.

19 a�os despu�s sigue con nosotros y ha sido quien ha cuidado de mis dos hijos, Oscar de 16 a�os y Julio, el mayor, que adem�s es su primog�nito, su amigo, su confidente.

Yo he visto a Mimi quitarse el bocado de comida para darlo a nuestros hijos, la he visto como una loba cuidarlos y protegerlos al extremo que estoy segura dar�a su vida antes que a ellos les suceda algo que lamentar. Tanto los protege, que he tenido que rogarle dejarlos ser m�s independientes porque en su enorme amor por ellos, los llega a sobreproteger.

Ambos la quieren m�s que si fuese parte de la familia. Mimi nunca tuvo m�s hijos que nuestros hijos y otros que le toc� atender como ni�era siendo m�s joven en su natal Nicaragua, de la que debi� huir por la violencia, los terremotos y sobre todo la terrible situaci�n econ�mica que ha agobiado a su pa�s por m�s d�cadas que las que ella ha vivido.

Sin m�s recurso que su trabajo, vino a Costa Rica a buscar oportunidades que la anclaron en un pa�s donde muchos ven en forma absurda a los nicas en forma despectiva, porque no los conocen bien ni quieren entender que somos iguales. Pero la altiva y pac�fica forma de ser de Mimi le ha permitido navegar apaciblemente en las agitadas aguas de la xenofobia en una casa donde se supo querida e importante.

Mimi adem�s de trabajo, ha logrado cosechar amistades y cari�os que la ataron al pa�s para siempre.

Todav�a recuerdo un fin de semana que llena de ilusi�n, Mimi se hab�a puesto de acuerdo con unas amigas costarricenses de Atenas, que la hab�an invitado a pasar el fin de semana y Julio con s�lo siete a�os lloraba porque quer�a ir con ella en lugar de salir con su pap�, su hermano y conmigo como era habitual. La agitaci�n lleg� al extremo que fuimos a la terminal de buses a ver si ella todav�a estaba ah� para que se llevara a Julio.

Tuvimos la suerte de encontrarla y con mucha verg�enza le preguntamos si le importar�a llevarlo con ella. Con su amplia sonrisa dijo que s� y que no nos preocup�ramos. Ella meter�a a Julio en su cama y ah� arrinconadito a su calor dormir�a. Tranquilamente se lo llev�… tranquilamente lo dejamos ir sabiendo que estar�a m�s seguro que con nosotros. S�lo recuerdo los ojos brillantes y la alegr�a de Julio en el bus que los llevaba a un viaje maravillosamente humilde, extraordinariamente simple… pero feliz.

Hoy adem�s de trabajar en mi casa, mi esposo y yo en broma la llamamos �Miss Avon� porque se convirti� en representante de ventas de productos de belleza que vende en sus ratos libres, entre vecinos y amigos, nosotros alentamos ese negocio pues con los muchachos tan grandes e independientes, le queda suficiente tiempo para esa actividad que le permite tener ingresos adicionales mientras continua en nuestra casa

En nuestra casa �ticos y nicas son hermanos�, as� lo dice una camisa que mi hermano le regal� a Oscar, y atr�s dice �y en el San Juan nos damos las manos�. En casa Mimi y yo somos comadres y a mucha honra, sus hijos, mis hijos aman a su madre nica y espero que tambi�n y con tanta pasi�n, a su madre tica.

Flora Fernández | 26 de Marzo 2006

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