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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 11 de Marzo 2006

Ya sabemos cu�l va ser el ciudadano que ser� juramentado como Presidente de la Rep�blica el 8 de mayo. Lo que no sabemos a�n es qu� orientaci�n tomar� el pa�s a partir de ese d�a, pues el nuevo gobierno no tendr� fuerza legislativa ni parece tener mandato para imponer sus ideas neoliberales.

El grupo ganador encarna sin lugar a dudas las ideas que se han venido poniendo en pr�ctica desde 1986, diferentes de las que predominaron desde 1948 hasta 1985. La Costa Rica de propietarios, es decir de empresarios peque�os que la revoluci�n del 48 hered� y foment�, viene siendo sustituida por una Costa Rica de empleados basada en el modelo norteamericano.

Tal vez no sea �ste el momento de decirlo, pero da pena ver a costarricenses socialdem�cratas y liberacionistas que sostuvieron y defendieron el planteamiento figuerista de �todos propietarios�, afiliados ahora a la concepci�n capitalista de �todos empleados� y, lo que es peor, empleados de patrono extranjero.

Las empresas transnacionales o ap�tridas pasaron, de ser las ballenas en la laguna que dec�a don Pepe, a ser la esperanza verde de los grupos dominantes desde 1986� cuyas ideas no encontraron el 5 de febrero el respaldo apabullante que esperaban, ni la aprobaci�n de siquiera la mitad de los costarricenses, por m�s rotweilers period�sticos o televisibles que sostengan lo contrario y proclamen que oponerse a ellas es hacer el juego a una horrible invenci�n del diablo llamada sindicalismo, que nuestra Constituci�n defiende, al menos mientras no aparezcan magistrados constituyentes que decidan otra cosa.

El punto es que el nuevo gobierno va a contar con una de las fracciones legislativas m�s peque�as (si no la m�s) que gobierno alguno haya tenido aqu�. Pero, dichosamente, dentro del Poder Ejecutivo es obvio que habr� (encabezadas por don Oscar Arias), personas inteligentes que tratar�n de negociar acuerdos con la oposici�n, sobre puntos que interesen al gobierno y puntos que le interesen a la oposici�n.

As� ser� como habr� de iniciarse una nueva era en Costa Rica. Porque es claro, clar�simo, que entre el grupo de gobierno y el m�s fuerte partido de oposici�n, hay una enorme diferencia de ideas y criterios sobre numerosos temas, aunque tambi�n coincidencia sobre otros. Y vamos a ver por primera vez, no s� si lo espero, lo deseo o lo supongo, un di�logo permanente y abierto entre gobierno y oposici�n. Esto, sin ignorar la presencia de numerosos diputados de partidos minoritarios, que tendr�n su palabra que decir.

Algunos ya hab�an procurado y proclamado, relami�ndose, el final de la segunda rep�blica (la de don Pepe). Lo que no hab�an proclamado, ni esperado, era el nacimiento tan r�pido de la tercera, nacida sobre otras bases, sin violencia, y simplemente por un resultado electoral que puede ser analizado e interpretado desde distintos �ngulos y con distintas concepciones, pero que, guste o no guste, decret� un nuevo enfoque de la vida p�blica.

No quiero simplificar demasiado las cosas, pero a mis ojos, el resultado de la elecci�n de febrero es mucho m�s sencillo, mucho menos complicado, y con menos �ngulos, recovecos y aristas de lo que algunos proclamaban y quer�an.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 11 de Marzo 2006

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