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Esperando en bah�a

Anacristina Rossi | 3 de Febrero 2006

En las agencias navieras ese es el t�rmino para el vapor que lleg� al puerto pero a�n no tiene un sitio de atraque. Esperar en bah�a cuesta caro, si mal no recuerdo.

Me parece que en estos momentos la mayor�a de los ticos estamos �esperando en bah�a�. Nos llevaremos el socoll�n cuando nos pasen la cuenta.

Todo se nos ha torcido, desde el acto administrativo m�s b�sico hasta el proceso electoral, pasando por el nombramiento de gerentes en las agencias estatales. Pero los ticos esperamos pasivamente en bah�a a que al final todo salga bien porque en Costa Rica todo siempre al final sale bien: por gracia de Dios somos el pa�s de la pura vida.

Estamos a punto de aprobar un Tratado de Libre Comercio p�simamente negociado que cambiar� radicalmente � y no siempre para bien- nuestro pa�s, pero son pocos los que se pronuncian sobre este proceso. La mayor�a de los ticos espera en bah�a que otras fuerzas, no ellos, tomen la decisi�n, y si se aprueba el tratado esperar�n calmamente no salir por dentro.

Nadie se ha tomado esta campa�a electoral en serio: la hemos observado desde la bah�a. Por ejemplo, nadie le ha preguntado a los candidatos que est�n a favor del TLC qu� va a pasar con nuestra biodiversidad, nuestros bosques, nuestra agua, cuando dicho tratado reduce la naturaleza al estatus de mercanc�a y hace imposible su defensa �para darse cuenta basta con leer el cap�tulo 17. Cuando el candidato favorito seg�n ciertas encuestas dijo que Costa Rica deb�a desarrollarse al estilo de Irlanda, nadie ni siquiera t�midamente le sugiri� que quiz�s Irlanda se hab�a desarrollado no tanto gracias al neoliberalismo y al libre comercio sino a los millonarios subsidios de la Uni�n Europea.

El actual Presidente de la Rep�blica sabe que el TLC pone en riesgo total nuestro ambiente y para mitigar este aspecto da�ino en caso de que la apat�a de los ticos permita la aprobaci�n dicho tratado pudo haber dado la lucha para que se incluyeran las Garant�as Ambientales en la Constituci�n; o al menos podr�a reintroducir el proyecto dentro de la corriente legislativa. Le queda muy poco tiempo para hacer algo positivo en su administraci�n pero no lo hace, prefiere quedarse esperando en bah�a.

No hay que ser sukia para darse cuenta de que los ticos no est�n motivados para participar en este proceso electoral, que los que siempre hab�an acudido a juramentarse como miembros de mesa hoy no acuden. Ante esta realidad, el Tribunal Supremo de Elecciones pudo haber tomado medidas como por ejemplo movilizar a los j�venes. Pero el T.S.E. prefiri� esperar a que en el �ltimo momento los ticos respondan y se juramenten y todo sea tan bonito como ha sido siempre. As� no habr� siquiera que plantearse que a lo mejor la apat�a para participar como miembros de mesa quiere decir que piensan que el proceso electoral mismo est� desgastado o deslegitimado no s�lo por la corrupci�n en las instituciones, denunciada a diario, sino tambi�n porque el candidato favorito lleg� ah� por un salacuartazo.

Si los ticos seguimos �esperando en bah�a� nos quedaremos sin alma. Y cuando sintamos que ya no creemos en nada, ni siquiera en la antigua euforia de las elecciones, cuando ya no podamos defender nuestra biodiversidad, nuestros bosques, nuestra agua, cuando el comercio y el dinero ahoguen nuestra calidad de vida, alguien dir�: �Pudimos haber negociado un TLC m�s digno y m�s ventajoso pero no lo hicimos; pudimos haber incluido las garant�as Ambientales en la Constituci�n para poner la vida y el futuro a salvo pero no lo hicimos; pudimos haber propuesto cambios en nuestro sistema electoral para poder inscribir en �l la voluntad popular pero no lo hicimos; como pueblo est�bamos maduros para tomar nuestro destino en nuestras manos por ejemplo mediante plebiscitos pero no lo hicimos.�

Si continuamos �esperando en bah�a� no s�lo perderemos el alma, lo material tambi�n pues �esperar en bah�a� cuesta miles de d�lares cada hora que pasa. Si no lo creen, pregunten a una agencia naviera.

Anacristina Rossi | 3 de Febrero 2006

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