Ya comienzan las luces navide�as a brillar, el olor a cipr�s inunda el ambiente, y pronto los tamales har�n su ritual aparici�n de cada a�o, elevando los precios de sus ingredientes para no bajar de nuevo. La ilusi�n de pegar aunque sea un pedacito de la loter�a navide�a, nos pone a comprar �sopas� de n�meros y el aguinaldo se asoma pero parece que nunca va a llegar a la cartera, y total �para qu�? si muchas veces viene comprometido desde octubre�
Los peri�dicos nos dan mil ideas de regalos: desde electr�nica con celulares ultra delgados, computadores port�tiles peso pluma, lo �ltimo de la tecnolog�a digital en m�sica, v�deo y fotograf�a. Ropa seg�n el �ltimo aullido de la moda, joyas finas y de fantas�a, el carro del a�o, electrodom�sticos sofisticados e in�tiles que nunca compensan la �inversi�n� ni cumplen la promesa de hacer el trabajo solitos. Perfumes, colonias, zapatos, juguetes �made in China� y hasta los supermercados ofrecen extravagancias que durante el a�o no est�n disponibles ni falta han hecho.
El 25 la casa amanece llena de chunches, papel de regalo desperdigado por todas partes, los juguetes chinos al d�a siguiente de la Navidad ya no sirven o necesitan pilas y ni as� funcionan. Regueros de comida y vasos medio vac�os en charcos de agua que condensaron. Muebles manchados y toda la familia con pereza de ordenar, y los g�ilitas que a veces nos asombran pues disfrutan m�s jugando con la caja del juguete que con su contenido.
Los regalos improvisados que nos traen a �ltima hora comprometi�ndonos a corresponderlo de la misma forma, nos obligan a correr a comprar el �cari�ito� a rega�adientes. Ambos probablemente acabar�n en sendos rincones de chunches dejando la sensaci�n rec�proca: �para qu� me regalar�an esto?
Luego vendr� la cuesta de enero y los arrepentimientos al llegar las cuentas de tarjeta de cr�dito, toda reserva o ahorro si exist�a se dispar�. La loter�a no nos favoreci� siquiera con una terminaci�n y el sorteo de consolaci�n nos arrebat� los �ltimos cincos y la ilusi�n, ni siquiera el Tico-Bingo nos quiso favorecer.
Es la misma rutina de todos los a�os y no nos atrevemos a romperla y cambiar. Al fin y al cabo se ha convertido en un yugo del que nos cuesta o no queremos librarnos.
Quiz�s mi esp�ritu rebelde en varias ocasiones ha logrado vencer ese furor y han sido los a�os en que recib� los m�s hermosos regalos y yo siento que tambi�n hice regalos m�s especiales. Fue porque simplemente los hice yo misma.
Recuerdo que en el primer a�o de colegio, compr� en el Mercado Central, varios chanchos de barro de olla, los pint� de colores brillantes, con dibujos psicod�licos, propios de finales de los sesenta y al final los barnic�. A cada uno puse las iniciales de mis m�s queridas amigas, personalizando con ello el regalo de manera irrefutable. Ellas a su vez elaboraron sus propios regalos y fue as� uno de los m�s bellos �intercambios� navide�os.
M�s adelante, un amigo de la universidad que hab�a perdido su empleo y pasaba una crisis econ�mica, para Navidad me regal� en una hoja de pl�stico con divisiones los billetes de 5, 10, 20 y 50 colones descontinuados, es un regalo que todav�a conservo pese a que no soy coleccionista.
El �ltimo a�o de Universidad, un par de meses antes de Navidad renunci� a mi puesto para dedicarme de lleno al estudio y asegurar la obtenci�n del t�tulo. Al acercarse la Navidad, sin dinero para comprar regalos, pero con una excelente m�quina de escribir, decid� copiar todas las recetas de cocina a mi mam� en hojas blancas y las coloqu� en un portafolio usado. Ese fue el regalo que le hice esa Navidad y todav�a lo conserva �en el mismo portafolio!
Tambi�n con amigas europeas, principalmente alemanas y suecas, descubr� la tradici�n de esos pueblos frugales pese a ser ricos, de hacer galletas navide�as y regalarlas, y desde hace muchos a�os cada a�o colecciono nuevas recetas de galletas con diversos sabores como coco, man�, chocolate, avena, miel con romero, naranja, canela y especias, jengibre y muchas m�s (si alguien las quiere, las comparto con gusto, sobre todo porque no creo en los derechos de propiedad intelectual, m�s a�n cuando son recetas que yo misma he desarrollado).
Y qu� decir de los tamales y la delicia de probar los que hacen y nos regalan familiares o amigos. Mejor a�n cuando nos invitan a su casa a comerlos con un caf� reci�n chorreado.
Este fin de a�o, de nuevo he resuelto volver al sentido real de la Navidad y no voy a gastar en estupideces, porque al final siempre me arrepiento haber desperdiciado la plata. Las ideas que se me ocurren para regalar esta Navidad que desde ya comenc� a trabajar son las siguientes:
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Invitar a mis m�s queridos amigos y amigas a la casa a tomar caf� o comer comida casera sin grandes pretensiones, pero s� con mucho cari�o.
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Regalar galletas caseras pero en recipientes que puedan volver a utilizar, para que el empaque no aumente la cantidad de basura que produce la �poca.
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Manualidades, vitrales, adornos, bordados o cosas hechas a mano.
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Chileros y escabeches a los amigos que gustan sabores fuertes
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Invitar amigos a comer tamal con caf�.
Pero en todo caso, si al final no queda m�s remedio que comprar regalos esta Navidad para los chiquitos, qu� tal estas ideas: mu�ecas de trapo, marimbitas, caballos de palo, trencitos de madera, alforjas, papalotes para encumbrar ahora que soplan sabrosos vientos. Todos esos regalos vendr�an a ayudar a muchas familias en esta temporada en lugar de gastar d�lares para apoyar a los chinitos con su basura inservible y aumentar la salida de divisas.
Y qu� tal regalar a nuestros g�ilitas libros de cuentos de autores nacionales como el simp�tico cuento Mono Congo y Le�n Panz�n de Leonardo Garnier con los �ltimos dibujos de Hugo D�az, o Barquitos de Papel de Lilly Kruse con ilustraciones de Franco C�spedes, o los olvidados Cuentos de mi T�a Panchita.
Y para la gente m�s grandecita, nada sustituye un buen libro de poes�a o novelas de autores costarricenses contempor�neos como Ana Istar�, Alfonso Chase, Anacristina Rossi, Fernando Contreras, Yadira Calvo, Tatiana Lobo, La V�a Costarricense de Armando Vargas, o libros que cuestionan el TLC para quienes todav�a creen que es la panacea y soluci�n a todos nuestros problemas, para que aterricen en la realidad, Luis Paulino Vargas, Silvia Rodr�guez, Maru Trejos, Gerardo Fumero, Juan Manuel Villasuso, Henry Mora y muchos otros nos han ofrecido excelentes documentos para entender ese enredo.
Tambi�n acaba de publicarse el libro �Otra Navidad? del belga transplantado a Costa Rica V�ctor Valembois, que lleg� a mis manos para reafirmar mi deseo de volver al verdadero sentido de la Navidad este a�o. Siempre esperamos grandes cambios y el a�o nuevo se llena de prop�sitos y planes. �Por qu� no iniciamos el cambio ya hacia la frugalidad? �Ahora es cuando!
Flora Fernández | 6 de Diciembre 2005
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