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Hijo de dos patrias y� �tantas razas!

Luko Hilje | 12 de Octubre 2005

A prop�sito del 12 de octubre, llamado hoy �D�a de las Culturas� y antes �D�a de la Raza� en conmemoraci�n del descubrimiento de Am�rica por Crist�bal Col�n, reafirmo que rechazo el racismo. Y esto es as� porque hist�ricamente ha generado intolerancia, dolor y odio irracionales, as� como barbarie y matanzas selectivas (como las del abominable Ku Klux Klan contra los negros) o masivas (como el holocausto jud�o en manos nazis), cuando la humanidad es una sola en t�rminos biol�gicos y espirituales.

Las diferencias en color, estatura, fisonom�a, habilidades y susceptibilidad a enfermedades, as� como en credos religiosos, habr�an de surgir a lo largo de varios milenios desde la culminaci�n de aquel prodigioso evento evolutivo ocurrido en alguna regi�n de Africa, cuando de una venturosa rama de hom�nidos surgir�a el Homo sapiens como especie biol�gica. Porque todos provenimos, tras un prolongado itinerario de unos 100.000 a�os, de aquellas primeras tribus humanas africanas que, en una aventura migratoria sin parang�n, colonizar�an el mundo entero.

Los bi�logos entendemos la variabilidad gen�tica como sustrato o materia prima para el proceso evolutivo. Pero, cuando hace pocos a�os los genetistas y bi�logos moleculares lograron descifrar la estructura completa del genoma humano y dijeron al un�sono que �hay una sola raza: la raza humana� �frase de profund�simo significado fraternal�, ello anul� ipso facto la noci�n de �raza� como categor�a biol�gica. A�n m�s, explicaron que si acaso el 0,01% de nuestros genes determina los rasgos fenot�picos de las personas, vale decir, los rasgos �raciales�.

�Qu� hermoso, entonces, abrazarnos los negros, indios, amarillos y blancos, con la certeza profunda e �ntima de ser hermanos! Pero, m�s que un abrazo formal, es a�n m�s significativo constatar la infinitud de combinaciones y permutaciones de genes que nos pueden enriquecer por la v�a reproductiva, haci�ndonos ��oh paradoja! � m�s diversos a la vez que �nicos e irrepetibles como individuos.

Y eso me llega directo al coraz�n y a mis ignotos v�nculos ancestrales. Porque hace apenas cuatro a�os, en mi primera visita a Croacia, tierra natal de mi padre (y hoy patria adoptiva m�a), me percat� de que nuestro apellido no solo es exclusivo de Croacia, sino que tambi�n de Mrčevo, un villorrio al cual nadie sabe c�mo ni de d�nde lleg� Radivoj Hilje, pionero de nuestra estirpe, y cuya presencia fundacional data de alrededor de 1455. �Cu�ntos y cu�les genes derivados de las conquistas griega, �rabe, otomana de aquellas tierras quedar�an incrustados en su linaje?

De ese pueblito, tras pelear en la Primera Guerra Mundial, partir�a un d�a mi padre, Pasko, para, de manera fortuita, recalar en Costa Rica en 1924. Poco despu�s llegar�a a Naranjo, Alajuela, donde conocer�a a mi madre, Carmen, muchacha de tez blanca, como herencia por v�a paterna a partir del capit�n Jos� Francisco de Quir�s y G�lvez, nacido cerca de 1670 en el Puerto de Santa Mar�a, Espa�a �y quiz�s portador de numerosos genes �rabes, pues la presencia mora en Espa�a se extendi� por casi siete siglos�, quien fuera el pionero de una de las dos familias Quir�s en Costa Rica. Entre sus descendientes, mi abuelo Ascenci�n era uno de seis hermanos, entre ellos Justo Quir�s, quien fuera el abuelo de monse�or Carlos Humberto Rodr�guez Quir�s y del expresidente Daniel Oduber Quir�s.

Pero, y esto no lo supimos hasta hace poco tiempo, las indagaciones sobre Ram�n Rojas Aguilar, nuestro tatarabuelo por v�a materna �realizadas por mi hermana Brunilda, historiadora, quien contara con el apoyo de los detallados estudios del reconocido genealogista Mauricio Mel�ndez� revelaron que hab�a una importante antepasada ind�gena en nuestra familia: Catalina Tuia (llamada tambi�n Catalina Pereira). Ella, quien naci� cerca de 1585 en Curridabat, fue una india de encomienda (y posiblemente sacada de su pueblo para convertirla en india �alquilona� en la ciudad de Cartago) y hab�a sido esposa de Juan �ind�gena originario de San Mateo de Chirrip�. Procre� tres mujeres y dos varones con distintos hombres.

De su uni�n con el capit�n extreme�o Francisco de Ocampo Golf�n, esta matrona dar�a a luz al sargento Gaspar de Rojas (apellido adquirido de su padre adoptivo), quien se casar�a con Mar�a Gonz�lez para dar origen, a partir de sus siete hijos y tras numerosas generaciones, a casi todos los Rojas de Costa Rica (lo cual Mauricio sintetiza muy bien en su libro, en preparaci�n, La dinast�a de los conquistados; todos los ticos son Rojas). En los vericuetos de tan ramificado y frondoso �rbol geneal�gico aparecen numerosos y muy conocidos descendientes, como nuestro sabio Clorito Picado, as� como �el 55% de nuestros expresidentes!, como don Rafael Angel Calder�n Guardia y su hijo, Mario Echandi, Jos� Joaqu�n Trejos, Daniel Oduber, Rodrigo Carazo, Luis Alberto Monge y Oscar Arias (seg�n me lo coment� Mauricio en d�as recientes).

Pero, adem�s, como lo indica �l en su columna Ra�ces No. 10 (www.nacion.com), puesto que la conquista y colonizaci�n fueron tard�os en Costa Rica, desde Guatemala y Nicaragua tambi�n vinieron mulatos, junto con los espa�oles y otros mestizos. Es decir, en la larga trayectoria de los Rojas �al igual que en las de otras familias�, al linaje mestizo se sumar�an genes de origen africano. Es muy llamativo que para 1778 la poblaci�n de Cartago se compon�a ya de un 65% de mestizos, un 26% de mulatos y apenas un 9% de espa�oles �puros�, mientras que en San Jos� dichas cifras correspond�an a 73, 16 y 11%, respectivamente.

�Qu� somos, entonces? Bueno, en mi caso, ahora tengo dos patrias �una por nacimiento y otra por adopci�n� pero, m�s all� de lo formal y oficial, s� que mi acervo gen�tico es una s�ntesis y mezcla �nica surgida en este crisol de �razas� (vale decir, genes provenientes de varios grupos humanos), de la cual me enorgullezco, como ser humano.

Asimismo, adem�s de que tal acervo me da macizas credenciales para reafirmar por qu� detesto el racismo, con el humanista mexicano Jos� Vasconcelos gano certeza de que �� [en la raza] hecha con el tesoro de todas las anteriores se fundir�n todos los pueblos, para reemplazar a los cuatro que aisladamente han venido forjando la historia. En el suelo de Am�rica hallar� t�rmino la dispersi�n, all� se consumar� la unidad por el triunfo del amor fecundo, y la superaci�n de todas las estirpes�. Y, as�, tambi�n dejo vibrar mis fibras m�s rec�nditas con las infinitamente bellas y profundas palabras del maestro uruguayo Jos� Enrique Rod�, confiado en que, siempre, �por mi raza hablar� el esp�ritu�.

(Informa-tico)

Luko Hilje | 12 de Octubre 2005

2 Comentarios

* #13 el 12 de Octubre 2005 a las 10:31 PM Flora dijo:

Qu� lindo comentario y qu� sorpresa que ahora est� en Tribuna Democr�tica. Tras suspender la suscripci�n de La Rep�blica (que se resisten a dejar de enviarla a mi direcci�n pero que yo dej� de leer), me da gusto saber que no voy a perderme un s�lo art�culo suyo.

Respecto al racismo, bell�simo el comentario. Yo tambi�n soy bastante “zaguate”, hija de madre sefardita, cuyos ancestros debieron abandonar Espa�a a finales del SXV, y dirigirse a Turqu�a para luego ser de nuevo perseguidos por Hitler tener que venir a Am�rica.

Por otra parte soy hija padre 100% tico pero obviamente descendiente de espa�oles con mezcla ind�gena, tambi�n �l llevaba el apellido Quir�s, as� que de repente somos parientes!

Qu� sabroso es llevar sangre de varios continentes, nos hace ciudadanos del mundo y no de aldea.

Saludos y felicitaciones por deleitarnos ahora en forma electr�nica con sus amplios conocimientos y reflexiones.

Flora

* #2301 el 19 de Agosto 2007 a las 04:30 PM Sebastian Pribislich dijo:

me gustaria saber informaci�n sobre las tierras de mi abuelo mariano pribisalich, de Split y Dalmasia, gracias ya que se que es propietario de ellas.

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