La gente tiene siempre un p�simo concepto sobre las Asambleas Legislativas. El poder legislador siempre ha sido visto as�, pero ning�n costarricense querr�a prescindir de �l, porque todos sabemos que el sistema democr�tico reside all�.
La soluci�n es obvia: necesitamos mejores diputados. Y esto nos lleva a la cajonera pregunta siguiente: �c�mo conseguirlos? En Costa Rica hablamos diariamente que la escogencia de candidatos sea democr�tica y transitamos por cierto camino hacia esa meta, pero la experiencia ense�a, y hasta un ciego lo ve, que la escogencia �democr�tica� de los candidatos no ha producido diputados mejores, y qui�n sabe si no ha contribuido m�s bien a empeorar su calidad. He aqu� un tema para un estudiante de Ciencias Pol�ticas. Pero cuando el asunto lo toca la prensa, es con el acento puesto en lo democr�tico del origen, y sin insinuar que esa democracia del origen tenga relaci�n, siquiera sea m�nima, con la calidad del diputado y con lo que el pa�s espera y le exige. Nadie se ha atrevido a sostener que una distrital o una asamblea multitudinaria tengan mejores resultados para el pa�s que el dedo �ndice de un candidato a la presidencia. Se limitan a afirmar que son m�s democr�ticas, aunque sin aventurar por qu�, ni si sus frutos lo son a su vez.
Tal vez debamos buscar un t�rmino medio entre el populismo demag�gico, de tan malos resultados, y la decisi�n individual del jefe titular del partido. Algo parecido a una zaranda.
Y se me ocurre observar que un partido de fuerte contenido ideol�gico como recordamos a Vanguardia Popular, escog�a sus notables diputados, como Manuel Mora, sin someterlos a procesos �democr�ticos� de los que ahora est�n de moda y que de paso son bastante costosos con tendencia hacia lo olig�rquico.
Se me alarg� mucho el pre�mbulo, pues de lo que me propon�a hablar es de que la actual Asamblea es, a los ojos de la gente, peor que las anteriores, dado lo precario de sus resultados, a pesar de la presencia en ella de diputados de primera categor�a, que no citar� aqu� para no mencionar algunos de mi partido, pero que incluyen legisladores de ese partido, de Liberaci�n y del PUSC, y no incluyo libertarios porque, a pesar de su espl�ndida capacidad intelectual han sido obstructores sistem�ticos dedicados a impedir que los asuntos que no les gustan se resuelvan, y ese tipo de legislador no me convence.
A pesar de que los legisladores de calidad han sido tal vez m�s numerosos en esta Asamblea que en las anteriores, la pega ha residido en que el reglamento de la Asamblea est� concebido para el bi-partidismo que rein� hasta el 2002, y no sirve para un cuerpo en el cual la fuerza se diluye entre tres, cuatro o m�s fracciones. Ese reglamento es como una cama matrimonial: ah� s�lo caben dos.
Como lo predecible es que las futuras Asambleas sean multipartidistas, convendr�a que legisladores actuales de todos los partidos dedicaran un poco de ese tiempo que les tragan proyectos que no van a aprobarse nunca, a idear un reglamento que funcione para asambleas multipartidistas, y leguen a sus sucesores una posibilidad de funcionar. Si la pr�xima Asamblea va a contar con individualidades tan destacadas como la actual, y con tres o cuatro fracciones que se repartir�n la responsabilidad, ser�a bueno para el pa�s que, antes de febrero, se haya aprobado un nuevo reglamento que rija a partir del 1� de mayo entrante.
Un reglamento moderno, democr�tico, que contemple la realidad y que aceite los engranajes de nuestro herrumbrado poder legislativo, que no volver� a ser bipartidista por muchos a�os.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 30 de Julio 2005
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