El haber dicho en esta columna que alguien est� ayudando a los partidos unipersonales a inscribirse, posiblemente prest�ndoles gente, y que esto se parece a lo que hizo Daniel Oduber en 1973, de favorecer la inscripci�n y financiamiento de unos cuantos partidos que dividieran el por otra parte muy heterog�neo antiliberacionismo de entonces, ha desatado una peque�a tormenta entre dos o tres ciudadanos, que me interpelan, me escriben, me se�alan y afean mi conducta (como difamador de Oduber, dicen), y alguno de ellos, en vista de que no me apresur� a responder con la velocidad del rayo (como �l seguramente est� convencido de que su persona lo merec�a) una carta que me mand� por el correo electr�nico afe�ndome mi conducta, lleg� incluso a indagar en este peri�dico si es que me hab�an despedido.
Lo que hizo Daniel Oduber (e insisto en que alguien lo ha hecho ahora) fue una maniobra que cualquier persona inteligente que se mete en una guerra, una pelea o una campa�a pol�tica, realiza, y que consiste en procurar que el enemigo se debilite, y ojal� que se divida. Nada hay de inmoral ni de il�cito en esto, siempre, por supuesto que no se llegue a extremos como inventarle participaci�n en un asesinato a Jos� Mar�a Figueres, o un concubinato ideol�gico con Fidel Castro a Daniel Oduber, cosas ambas que aqu� se hicieron.
Lo que cont� tiene cierto parentesco con la pol�tica que realiz� muy h�bilmente el echandismo en 1957 para evitar que Liberaci�n, que se hab�a dividido, se unificara, y consisti� en llenar las plazas p�blicas del rossismo, para hacerlo sentirse m�s fuerte que el orlichismo y no aceptar la idea de una reunificaci�n, con lo cual consigui� que don Mario Echandi fuera el primer presidente de Costa Rica elegido por la f�rmula del 40%, todo lo cual ha culminado en estos d�as con la declaratoria muy justa y oportuna del ex presidente Echandi como Benem�rito de la Patria.
La h�bil jugada de Oduber en 1973 tuvo adem�s una notable consecuencia, que fue una Asamblea Legislativa multipartidista, compuesta en buena parte por �cabezas de papeleta�, y que fue una de la m�s brillantes de la segunda mitad del siglo XX.
Jug� bien Oduber en 1973, como jug� bien Echandi en 1958. A nadie da�aron, (salvo pol�ticamente a sus adversarios) no quebrantaron ninguna norma �tica o legal, supieron aprovechar las armas que ten�an en la mano, y a otra cosa. No estaban en un colegio de monjas, ni se dedicaron nunca a blanquear sepulcros como algunos que yo ahora conozco. Eso, en el terreno de la actividad privada, es lo que ahora llaman competitividad, VIRTUD con may�sculas que nos recetan todos los d�as. La competitividad m�xima de nuestra �poca es �me vende o lo quiebro�. Pero seg�n parece, la �tica comercial es de manga m�s ancha que la pol�tica para algunos.
Ahora bien, lo que precisa es que quienes est�n dando alaridos porque yo he profanado la memoria de Daniel Oduber (a quien seg�n ellos he acusado poco menos que de asesino), digan si igualmente condenan a quien (cualquiera que sea), haya estado prestando gente a los partiditos unipersonales. Y si no saben qui�n es, todav�a hay funerarias en San Jos� que venden ata�des blancos.
Es una l�stima tener que haber perdido mi tiempo y el de ustedes escribiendo lo que he escrito. Ten�a para hoy un tema que juzgo importante, pero habi�ndome hoy dedicado a contemplar c�mo se han blanqueado los sepulcros, se lo prometo para el mi�rcoles.
(La Rep�blica)
Alberto F. Cañas | 11 de Junio 2005
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