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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 22 de Junio 2005

En relaci�n con el tra�do y llevado Tratado de Libre Comercio, una de las cosas que m�s me han llamado la atenci�n es la total deslealtad con que sus defensores han llevado el amago de debate que ha provocado.

Todo ha sido sospechoso: desde la integraci�n absolutista, unipartidista y monoideol�gica del equipo negociador, pasando por el secreto absoluto y a puerta cerrada de las negociaciones. El famoso documento o pomada canaria, que de las dos maneras puede llam�rsele, ha andado mal en su concepci�n, en su engendramiento y en lo que lleva de su parto.

Y entre las cosas digamos sorprendentes que se han visto, figura de preferencia la permanente tergiversaci�n que los defensores han hecho de su contenido.

Una de las m�s en�rgicas y m�s repetidas ha sido la del peligro que corremos de que, si no aprobamos el bendito documento a la centroamericana, corremos el peligro de que nuestras exportaciones no puedan entrar a los Estados Unidos si no es pagando alt�simos aranceles. As� de vengativos y perversos creen a los Estados Unidos los que se empe�an en decirse sus amigos.

Pero una informaci�n aparecida ayer en este mismo peri�dico, nos revela que de las 41 empresas que encabezan nuestra lista de exportadores, 29 son de propiedad norteamericana., y que son norteamericanas las que acaparan el 90% de lo que se produce en el r�gimen de zonas francas.

O sea que, seg�n los nuestros inefables defensores del tratado, si Costa Rica no lo aprueba, el gobierno de los Estados Unidos castigar� a sus propios nacionales establecidos aqu�. B�ilenme ustedes ese trompo en la u�a.

Muchas veces he dicho que en lo que a libre comercio ata�e, el famoso tratado no me quita el sue�o (aunque contiene cl�usulas que no son de comercio libre y ahorita hablar� de ellas), y que las cosas de �l que me preocupan son los a�adidos, aditamentos y agregados que le colgaron y que no tienen nada que ver con el libre comercio sino con los derechos de propiedad intelectual hasta sobre semillas, con nuestro mar territorial, y con algo que ning�n pito toca en un tratado o sea la estructura del Estado costarricense, producto de la labor de grandes estadistas como Ricardo Jim�nez, Alfredo Gonz�lez, Jos� Figueres y Francisco Jos� Orlich por ejemplo, que ha sido continuamente aprobada y ratificada por el pueblo en sucesivas elecciones, ninguna de las cuales ha sido jam�s ganada por un candidato que se haya declarado en campa�a contra esa concepci�n del Estado (don Miguel Angel Rodr�guez ocult� cuidadosamente sus ideas durante la campa�a de 1987).

Y vino un grupito de negociadores bien pagados hasta con sobresueldos y firmaron un compromiso para Costa Rica, de cambiar lo que nos tom� 60 a�os construir y seg�n mis n�meros ocho elecciones para que el pueblo declarara su apoyo a ese tipo de Estado y de gobierno� que ya sabemos que no le gusta al Partido Republicano de los Estados Unidos, y por ende a quienes aqu� lo siguen.

Por otra parte, precisamente porque el libre comercio no me desagrada, no me explico por qu� llaman �libre comercio� a la fijaci�n de cuotas de importaci�n para nuestro az�car. Nuestro az�car no ser�, seg�n el tratado, objeto de libre comercio con los Estados Unidos. Como que a lo mejor Cafta deber�a llamarse Cata.

A lo mejor vamos a tener que comenzar por el principio y pedir a los que defienden el tratado, definir qu� entienden ellos por libre comercio.

Alberto F. Cañas | 22 de Junio 2005

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