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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 18 de Mayo 2005

No recuerdo bien si fue en 1995 � 1996, que una tarde tuve que salir de la Asamblea Legislativa, lo mismo que otros diputados, protegido por la polic�a, pues apostada en la acera de enfrente hab�a, no una multitud, pero s� una pandilla mal encarada y bien armada de instrumentos contundentes, que amenazaba darnos con ellos.

Era, da pena decirlo, una barra de educadores, aunque no lo fuera de educados. Y los diputados a quienes amenazaban con agredir, est�bamos tramitando y a punto de aprobarla, una reforma propuesta por el gobierno de Jos� Mar�a Figueres al r�gimen de pensiones del Magisterio, con la finalidad de terminar con la inmoralidad de las pensiones juveniles que amenazaban quebrar el sistema: pensiones obtenidas antes de los 45 a�os, y que, disfrutadas durante m�s de 30 seg�n la expectativa de vida, lo liquidar�an dentro de cierto plazo, y por supuesto quebrar�an tambi�n al fisco, que se ver�a obligado (manifestaciones callejeras mediante) a destinar buena parte de los ingresos fiscales a mantener a fuertes y saludables pensionados.

Nos cost� mucho. Como educador pensionado (a los 70 a�os y a la fuerza), me fue doloroso votar como vot�. Pero la verdad es que pens� que estaba primero el pa�s y despu�s el gremio.

Todo eso se lo trajo al suelo la Asamblea Legislativa la semana pasada. Tendremos nuevamente educadores que disfrutar�n de pensi�n durante m�s a�os que los que trabajaron. Pero ustedes comprenden: las dos alas del PLUSC est�n en crisis. Hay una elecci�n inminente. Este a�o es de los que llaman electorales, y entonces, paso a la demagogia y al clientelismo. (Ahorita empieza la repartici�n de bonos de vivienda tambi�n conocidos como compra de votos). De cosas como estas est� pavimentado el camino del infierno� de ese infierno que nos est� esperando a la vuelta de la esquina y que las clases privilegiadas est�n empe�adas en precipitarlo, ojal� en ingl�s.

Esto de las pensiones de privilegio (con un a�ito de c�nsul en la Ant�rtida cualquier eliseo suertero eleva su pensi�n a la n potencia), es una de las dos o tres causas b�sicas de la crisis fiscal y de que el gobierno no pueda hacer otra cosa que pagar lo que la jerga hacendaria llama �servicios personales�.

Aquella vez de que les hablo, me salv� de recibir un garrotazo. Ahora pienso que mejor me lo hubieran propinado, no por �enemigo de los maestros�, sino por tonto, por haber cre�do que una cosa buena puede prosperar o mantenerse en un pa�s cuyo gobierno est� todav�a en poder de un partido con dos alas (ambas derechas), dominado por politiqueros de grader�a de sol, y desesperado ante la posibilidad de perder la pr�xima elecci�n.

No cierro esta columna sin expresar mi gratitud vehemente y para siempre, a los responsables y colaboradores de un hermoso suplemento que el quincenario OjO dedic� a mi octog�simo quinto cumplea�os. Realmente me conmovi� leer tanta cosa hermosa y obligante en torno a mi persona, producto m�s del afecto que de una objetiva apreciaci�n de la realidad. Gracias a todos, y una advertencia: que no les vuelva a suceder eso de que el afecto se le imponga a su buen juicio. Mis amigos han resultado m�s bondadosos que discriminadores. M�s amigos de Plat�n que de la verdad. Un abrazo cordial para todos.

(La Rep�blica)

Alberto F. Cañas | 18 de Mayo 2005

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