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Chisporroteos

Alberto F. Cañas | 14 de Mayo 2005

La Compa��a Nacional de Teatro est� dedicando su programaci�n de este a�o al teatro costarricense. Y dentro de ese programa resulta curioso que los tres dramaturgos que algunos llaman patriarcales, o sea los que en alg�n momento parecimos formar un triunvirato: Daniel Gallegos, Samuel Rovinsky y el autor de esta columna, estamos por primera vez simult�neamente en cartelera.

Esto se inici� el a�o pasado dentro del �mbito del Teatro Nacional, y la Sala Vargas Calvo, cuando a Mariano Gonz�lez se le ocurri� hacer un programa de piezas cortas con obras de nosotros tres. Gallegos no ten�a ninguna y se puso a escribirla, destin�ndola a Hayd�e de Lev. Pero nuestra eminent�sima actriz se enferm�, y el programa del a�o pasado s�lo incluy� dos, reposiciones ambas, que dichosamente fueron recibidas.

Pero dichosamente Hayd�e se restableci� y, ahora dentro del �mbito de la CNT se ha completado lo que se inici� el a�o anterior. No participo en esto, porque ya yo estaba programado por la CNT. Pero Rovinsky aport� una breve farsa que ten�a por ah� guardada, y ahora, con el t�tulo general de Esta Noche a las 8 , se est� ofreciendo el programa en el Teatro Fanal, dirigidas las dos obras por Gallegos.

El particular sentido de humor y burla de Rovinsky manifestado con �xito desde Las Fisgonas de Paso Ancho, est� presente otra vez en La Invitaci�n, basada en un cuento de Somerset Maugham, y que es un antipasto perfecto para una magn�fica noche de teatro. Un texto breve y sencillo ha servido para que se luzcan Gallegos dirigi�ndolo, y Hayd�e y el novato Eduardo Avil�s interpret�ndola. Es una verdadera delicia de principio a fin, como todas las obras breves de su autor. Pero todos sabemos que el plato fuerte es la otra.

Me atrevo a afirmar que desde Punto de Referencia no ha escrito Daniel Gallegos una pieza m�s sorprendente ni de mayor sentido teatral que este Tiempo Diferido. No hay que dejarse asustar por la connotaci�n un poco abstracta de su t�tulo. En realidad lo que Daniel Gallegos ha escrito es un tierno, severo, evocador di�logo entre dos que fueron amantes hace tiempo, han dejado hace a�os de verse, y est�n lo suficiente maduros y apartados como para analizar con verdad la relaci�n que los uni�, escrito todo con sabidur�a literaria, sabidur�a teatral y conocimiento del alma humana. Dirigida con la caracter�stica sapiencia de su autor, e interpretada por el mismo binomio que la otra, Tiempo Diferido discurre con una gran suavidad, sin otros tropiezos que los que viven o sufren los dos personajes. Y ser�a una bella comedia rom�ntica, llena de enso�aciones y poes�a, si no fuera que el talento dram�tico de su autor logra, en el �ltimo momento, un desenlace sorpresivo, casi violento, que destruye, reconstruye o simplemente construye todo lo que hemos visto y escuchado haciendo que Tiempo Diferido termine, necesariamente, con una ovaci�n del p�blico.

No quiero decir m�s. Las dos comedias est�n estupendamente servidas por el escen�grafo David Vargas y constituyen un manjar teatral. Los dos dramaturgos se han lucido. Los int�rpretes se han lucido, y el director se reafirma como el gran director que siempre ha sido. Lamento no estar incluido en ese programa, pero como lo estoy en otro, simult�neamente, en otro teatro, creo que seguimos siendo un triunvirato, no tanto de escritores como de amigos sinceros que se quieren y se estiman, y al cual me siento orgulloso de pertenecer.

La Rep�blica

Alberto F. Cañas | 14 de Mayo 2005

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