La Rep�blica
Son lamentables, y no lo son menos por repetirse a�o tras a�o, las fotograf�as del recinto de la Asamblea Legislativa pr�cticamente vac�o, con un diputado de pie perorando. Se trata del �debate� obligatorio, sobre el mensaje presidencial del 1� de mayo, del cual, inexorablemente, los diputados de gobierno dicen que estuvo muy bueno y los de oposici�n que estuvo muy malo, a veces, sospecho, leyendo discursos de a�os anteriores.
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Hace alg�n tiempo, la Academia de la Historia public� en varios tomos, los mensajes presidenciales costarricenses a lo largo de los a�os. El mensaje anual, dice la Constituci�n, debe ser �relativo a la Administraci�n y al estado pol�tico de la Rep�blica�, y el Presidente �deber�, adem�s, proponer las medidas que juzgue de importancia para la buena marcha del gobierno y el progreso y bienestar de la Naci�n�. Leer esos libros es instructivo.
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Hay mensajes presidenciales que son verdaderos documentos hist�ricos. Cito al azar el de 1915 en el que Alfredo Gonz�lez Flores plante� la renovaci�n total de la Rep�blica; el de 1933, donde Ricardo Jim�nez explic� a los diputados con lenguaje sencillo, en qu� consist�a la depresi�n econ�mica que azotaba al mundo, y las medidas que �l estaba tomando para contrarrestarla; el de 1942, en el que el doctor Calder�n Guardia anunci� las Garant�as Sociales y el C�digo de Trabajo; el de Jos� Figueres en noviembre de 1953, al tomar posesi�n de la presidencia anunciando su programa de gobierno y la filosof�a que lo inspiraba. Esos y otros, todav�a deben ser le�dos con inter�s porque son inspiradores e instructivos.
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Pero hace un par de d�cadas, los mensajes presidenciales pasaron a ser un latoso y mon�tono recuento de cosas realizadas por los ministerios, metro a metro de pavimento, casa por casa en cuanto a vivienda. Y se hicieron kilom�tricos. Ni los diputados los escuchan, ni el cuerpo diplom�tico les pone atenci�n, porque no contienen una sola idea. S�lo n�meros.
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El de este a�o fue tan ins�pido, que el doctor Pacheco no tuvo a bien referirse a los acontecimientos que sacudieron al pa�s durante los �ltimos doce meses, ni a la corrupci�n flagrante y vergonzosa que destaparon. Con eso est� dicho todo. El pa�s vive una profunda crisis, y el Presidente de la Rep�blica no la mencion�. �Valiente mensaje!
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Lo que vienen haciendo los �ltimos seis o siete presidentes, es decir en sus mensajes lo que, seg�n mandato constitucional (art�culo 144), deben decirle a la Asamblea los Ministros de Gobierno, en la memoria que obligatoriamente deben presentarle, memoria que a lo mejor ya no existe. La �ltima vez que fui diputado recib� alguna que no era tal memoria sino un brochure en papel satinado con abundantes fotograf�as en colores del ministro respectivo y de su se�ora esposa.
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Y en medio de ese vac�o, de esa falta de aire, se les ocurri� a los diputados alguna vez, consignar en su reglamento la obligaci�n de dedicar dos o tres d�as de mayo a �debatir� el mensaje presidencial, con el recinto inevitablemente vac�o. Tan vac�o como el mensaje.
Alberto F. Cañas | 7 de Mayo 2005
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